La bicicleta amiga



Había una vez un nene llamado Tomás, a quien le encantaba andar en bicicleta. Era su actividad favorita y siempre que tenía tiempo libre, pedaleaba por el parque de su barrio.

Un día de otoño, el sol brillaba con fuerza y Tomás decidió salir a pasear en su bicicleta. Se puso su casco y salió al parque. Todo estaba perfecto hasta que de repente, un pequeño bache apareció en el camino y Tomás perdió el equilibrio.

- ¡Auch! -gritó Tomás mientras caía al suelo. Se levantó rápidamente pero notó que algo no estaba bien: la rueda trasera de su bicicleta se había pinchado. - ¿Qué voy a hacer ahora? -se preguntó preocupado.

Fue entonces cuando apareció Ramiro, un niño mayor del barrio que también era fanático del ciclismo. Al ver la situación de Tomás, se acercó para ayudarlo. - Hola amigo, veo que tienes un problema con tu bici -dijo Ramiro amablemente-.

Tranquilo, yo te puedo ayudar. Y así fue como Ramiro arregló la rueda pinchada de la bicicleta de Tomás. Mientras lo hacía, los dos chicos comenzaron a charlar sobre sus aficiones y descubrieron que tenían mucho en común.

- Gracias por ayudarme -dijo finalmente Tomás-. No sé cómo podría haber vuelto a casa sin mi bicicleta. - No hay problema amigo -respondió Ramiro sonriendo-.

Lo importante es aprender a ser solidario y ayudarnos entre todos para disfrutar de nuestro tiempo libre. Tomás aprendió mucho ese día. Aprendió que a veces, incluso en los momentos más difíciles, siempre hay alguien dispuesto a ayudarnos.

Y también aprendió que ser solidario y amable con los demás es algo muy valioso en la vida. Desde entonces, Tomás y Ramiro se convirtieron en grandes amigos y salían juntos a pedalear por el parque todas las tardes de otoño.

Y cada vez que veían un bache en el camino, lo sorteaban juntos con una sonrisa en sus rostros.

FIN.

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