La bicicleta mágica



Había una vez un niño llamado Camilito que vivía en un pequeño pueblo. Camilito provenía de una familia muy humilde, pero a pesar de eso, siempre tenía una sonrisa en su rostro y un corazón lleno de bondad.

Un día, mientras paseaba por el parque, Camilito encontró una bicicleta abandonada. Estaba vieja y desgastada, pero a él le brillaron los ojos al verla. Decidió llevársela a casa para intentar arreglarla.

Camilito pasó horas y horas trabajando en la bicicleta. Limpió cada rincón, ajustó las tuercas y engrasó las cadenas hasta que finalmente quedó como nueva. Pero cuando intentó subirse a ella, nada sucedió. Confundido, Camilito se preguntaba por qué la bicicleta no funcionaba.

Fue entonces cuando apareció el señor Lautaro, un anciano del pueblo que era conocido por ser sabio y misterioso. "¿Qué te pasa, joven?" -preguntó el señor Lautaro con curiosidad al ver la expresión triste de Camilito.

"Encontré esta bicicleta abandonada y la arreglé con mucho esfuerzo pero no funciona", respondió el niño con decepción.

El señor Lautaro observó detenidamente la bicicleta durante unos minutos y luego le dijo:"Esta bicicleta está encantada, solo funciona para los niños obedientes y buenos como tú". Camilito quedó sorprendido al escuchar aquello. Nunca se había considerado diferente a los demás niños del pueblo, simplemente trataba de ser amable y ayudar a los demás.

"¿Qué debo hacer para que la bicicleta funcione?" -preguntó Camilito con esperanza en sus ojos. El señor Lautaro sonrió y le dijo:"Debes demostrar tu bondad y obediencia en diferentes situaciones. Solo así la bicicleta te llevará a donde desees".

Camilito aceptó el desafío y decidió poner en práctica su bondad y obediencia en cada oportunidad que se presentara. Un día, mientras paseaba por el pueblo, vio a una anciana intentando cruzar la calle con dificultad. Sin dudarlo, Camilito corrió hacia ella y la ayudó a cruzar con seguridad.

En ese momento, la bicicleta comenzó a moverse lentamente. Otro día, mientras jugaba en el parque con sus amigos, vio a un niño triste sentado solo en un banco. Camilito se acercó amigablemente y le ofreció jugar juntos.

La bicicleta respondió aumentando su velocidad.

Con el tiempo, Camilito fue enfrentando diferentes pruebas que pusieron a prueba su bondad y obediencia: ayudar a sus padres en casa, compartir sus juguetes con otros niños e incluso pedir disculpas cuando cometía errores. Cada vez que superaba una prueba, la bicicleta funcionaba mejor y más rápido. Pronto se convirtió en una experta compañera de aventuras para Camilito. La noticia sobre la bicicleta encantada llegó rápidamente al resto del pueblo.

Los demás niños también querían probar suerte pero descubrieron que no importaba cuánto intentaran, la bicicleta solo funcionaba para Camilito. La moraleja de esta historia es que la bondad y la obediencia son cualidades importantes en la vida.

No importa cuán humilde sea tu origen o cuáles sean tus circunstancias, siempre puedes hacer el bien y marcar una diferencia en el mundo. Y así, Camilito continuó siendo un ejemplo de bondad y obediencia para todos en el pueblo.

La bicicleta encantada se convirtió en su fiel compañera, llevándolo a lugares increíbles mientras él seguía dejando huellas de amor y amistad por donde pasaba.

FIN.

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