La bienvenida de la maestra Clara


En un pequeño pueblo llamado Villa Feliz, llegó el día en que los niños y niñas de 5 años comenzarían las clases por primera vez.

La escuela estaba decorada con globos de colores y guirnaldas, y en la puerta se podía leer: "¡Bienvenidos al mundo del aprendizaje!". La maestra Clara esperaba ansiosa a sus nuevos alumnos, con una sonrisa cálida y llena de energía.

Los niños y niñas entraron tímidamente al aula, algunos llorando por la separación de sus padres, pero rápidamente se fueron acercando a los juguetes y libros dispuestos en rincones coloridos. "¡Buenos días chicos! Soy la señorita Clara, su maestra.

Hoy vamos a divertirnos mucho y aprender un montón de cosas nuevas juntos", dijo la maestra con entusiasmo. Los niños se miraron entre ellos con curiosidad, algunos emocionados por lo que vendría, mientras que otros seguían un poco inseguros.

Durante la mañana, la señorita Clara les enseñó las letras del abecedario cantando una canción pegajosa que todos repitieron animadamente. Luego les mostró cómo sumar manzanas rojas y peras verdes en un tablero gigante, haciendo que todos rieran al intentar resolver los problemas matemáticos.

"¡Miren chicos! Si sumamos tres manzanas más dos peras ¿cuánto nos da?", preguntó la maestra. "¡Cinco!", respondieron los niños emocionados. Después del recreo, llegó el momento de pintar. Cada niño tomó pinceles y pinturas de colores para plasmar su creatividad en un gran mural colectivo.

Algunos dibujaron árboles con caritas felices, otros flores multicolores e incluso uno decidió pintar ¡un cohete viajando hacia la luna! Al finalizar el día, la señorita Clara reunió a todos en ronda para despedirse.

"¿Qué fue lo que más les gustó hoy?", preguntó sonriente. "¡Me encantó contar manzanas!", exclamó Martín. "A mí me gustó pintar el sol más grande del mundo", dijo Valentina orgullosa. "Y yo hice un cohete como el de mi papá", agregó Juanito emocionado.

La jornada terminaba dejando atrás risas, juegos y mucha diversión. Los niños salieron corriendo hacia sus familias contándoles emocionados todo lo vivido ese primer día de clases.

Y así comenzaba una nueva etapa llena de descubrimientos e infinitas posibilidades en Villa Feliz.

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