La boda que fortaleció su amistad



Había una vez en un pequeño pueblo argentino, tres amigas inseparables que se conocieron en el colegio San Cayetano cuando tenían tan solo 13 años. Sus nombres eran Sandra, Montse y Maria.

Juntas formaban un trío imparable, siempre dispuestas a vivir nuevas aventuras y compartir momentos inolvidables. Sandra era la más extrovertida del grupo, siempre con una sonrisa en el rostro y lista para animar a sus amigas en los momentos difíciles.

Montse era la más creativa, le encantaba dibujar y soñar despierta con mundos fantásticos. Por último, María era la más responsable de las tres, siempre cuidando de sus amigas como si fueran su familia.

A medida que pasaban los años, las tres amigas compartían risas, lágrimas y secretos. Se apoyaban mutuamente en cada paso que daban y celebraban juntas cada logro alcanzado.

Hasta que un día, Sandra conoció a Tolo, un chico dulce y cariñoso que conquistó su corazón desde el primer momento. "Chicas, les presento a Tolo", dijo Sandra emocionada mientras sus ojos brillaban de felicidad. "¡Hola Tolo! ¡Qué gusto conocerte!", exclamaron Montse y María al unísono.

Con el tiempo, Tolo se convirtió en parte del círculo de amistades de las chicas y juntos formaron un grupo inseparable. Sin embargo, algo inesperado estaba por suceder.

Una tarde soleada de primavera, mientras paseaban por el parque central del pueblo, Tolo se arrodilló frente a Sandra con una cajita en la mano. "Sandra, desde que te conocí supe que eras especial para mí. Quiero pasar el resto de mi vida contigo. ¿Te casarías conmigo?", dijo Tolo con voz temblorosa pero llena de amor.

Sandra no podía contener la emoción y entre lágrimas de alegría asintió repetidamente mientras decía "¡Sí! ¡Sí quiero!"Las chicas estallaron en gritos de felicidad y abrazos emocionados.

La noticia se esparció rápidamente por todo el pueblo y pronto comenzaron los preparativos para la boda más esperada del año. El día de la boda llegó finalmente y Sandra lucía radiante caminando hacia el altar donde Tolo la esperaba con una sonrisa enamorada.

Montse y María eran las damas de honor e irradiaban felicidad por su amiga. La ceremonia fue emotiva y llena de amor.

Todos los invitados brindaron por la felicidad eterna de Sandra y Tolo mientras los recién casados sellaban su amor con un tierno beso bajo pétalos de rosa lanzados por sus amigos. Desde ese día, Sandra siguió siendo parte del trío inseparable junto a Montse y María; solo que ahora compartía también esa complicidad única con Tolo.

Juntos vivieron muchas aventuras más llenas de amor, risas y compañerismo porque al final lo importante es tener personas especiales como amigos para toda la vida.

FIN.

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