La bondad de la familia animal



Había una vez una familia en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza. En esta familia vivían el papá Martín, la mamá Laura y sus dos hijas, Sofía y Valentina.

Eran conocidos por ser una familia honrada y respetuosa, siempre dispuestos a ayudar a los demás. Un día, mientras paseaban por el parque del pueblo, encontraron a un perrito abandonado. Estaba sucio y hambriento, pero tenía unos ojos tan tiernos que las niñas no pudieron resistirse.

- ¡Mamá, papá! ¡Podemos llevarlo a casa y cuidarlo! -exclamó emocionada Sofía. - Claro que sí, pero recuerden que tener una mascota es una responsabilidad muy grande -respondió Martín con una sonrisa.

Así fue como el perrito, al que llamaron Toby, se convirtió en parte de la familia. Todos colaboraban en su cuidado: lo bañaban, le daban de comer y lo sacaban a pasear por el parque.

Un día de primavera, mientras jugaban con Toby en el jardín de su casa, escucharon un ruido proveniente del bosque cercano. Intrigadas, decidieron ir a investigar junto con sus padres. Para su sorpresa, descubrieron que era un cachorro de zorro atrapado entre unas ramas. - ¡Pobrecito! Debemos ayudarlo -dijo Valentina con preocupación.

Con mucho cuidado lograron liberar al cachorro de zorro y lo llevaron a casa para curarle las heridas. A pesar de ser salvaje al principio, con paciencia y cariño lograron ganarse su confianza.

Los días pasaron y la noticia sobre la bondad de esta familia se extendió por todo el pueblo. Muchas personas empezaron a acudir a ellos en busca de ayuda o consejo. Martín y Laura siempre estaban dispuestos a escuchar y brindar apoyo incondicionalmente.

Una tarde recibieron la visita de Doña Rosa, una anciana del pueblo que vivía sola y necesitaba compañía. Sin dudarlo un segundo, la familia decidió invitarla a cenar esa noche.

Durante la cena compartieron risas e historias; Doña Rosa se sintió feliz de estar rodeada por tanto amor y generosidad. Al despedirse esa noche les dijo:- Ustedes son verdaderamente especiales. Su bondad ilumina este pueblo como ninguna otra cosa lo hace.

Martín, Laura, Sofía y Valentina se miraron entre sí con gratitud en sus corazones por poder hacer felices a los demás simplemente siendo quienes eran: una familia honrada y respetuosa que irradiaba amor hacia todos los seres vivos.

FIN.

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