La broma del perdón
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, dos amigos muy especiales llamados Nivios y Maia. Ambos eran inseparables y siempre se divertían juntos. Un día, Nivios tuvo una idea traviesa en su mente.
Decidió jugarle una broma a Maia haciéndose pasar por otra persona. Así que se inventó un personaje llamado Mia y comenzó a enviarle mensajes a Maia diciendo que era una nueva amiga que había conocido.
Maia, emocionada por tener una nueva amiga, empezó a contarles todas sus inquietudes y secretos a Mia sin sospechar que en realidad era Nivios disfrazado. Mia escuchaba atentamente todo lo que Maia le contaba mientras Nivios se divertía mucho con la situación.
Con el tiempo, la relación entre Maia y Mia fue creciendo cada vez más fuerte. Hablaban todos los días y compartían risas, consejos e historias divertidas.
Sin embargo, algo dentro de Nivios empezó a cambiar; comenzó a darse cuenta de lo malo que estaba siendo al engañar a su amiga. Una tarde soleada, mientras estaban jugando en el parque, Nivios decidió revelar su gran secreto.
Se quitó el disfraz de Mia frente a Maia y le dijo: "Perdona mi engaño, querida amiga. Yo soy Mia". Maia quedó sorprendida al principio pero luego sintió mucha tristeza por la mentira de su amigo. Le preguntó: "¿Por qué me engañaste? ¿No éramos amigos?".
Nivios bajó la mirada, avergonzado, y respondió: "Lo siento mucho, Maia. Solo quería jugar una broma pero ahora me doy cuenta de lo mal que estuve. Me arrepiento profundamente". Maia se tomó un momento para pensar en todo lo sucedido y decidió perdonar a Nivios.
Sabía que todos cometemos errores y que la amistad es más importante que cualquier engaño. A partir de ese día, Nivios aprendió una valiosa lección sobre la importancia de la sinceridad y el respeto en una amistad.
Prometió nunca más volver a engañar a Maia ni a nadie más. Desde entonces, Nivios y Maia fortalecieron aún más su amistad. Aprendieron que las bromas pueden ser divertidas siempre y cuando no lastimen los sentimientos de los demás.
Juntos compartieron risas, aventuras y secretos verdaderos. Y así, en Villa Esperanza, Nivios y Maia demostraron al mundo que incluso después de un engaño, el perdón puede prevalecer si existe amor verdadero entre amigos.
FIN.