La Bruja Amiga



Érase una vez, en un lejano pantano rodeado de árboles y misterio, vivía una bruja llamada Malvina. A pesar de su nombre, ella no era tan malvada como todos creían.

En realidad, lo que más deseaba en el mundo era hacer amigos y ser aceptada por los niños del pueblo cercano. Malvina se esforzaba por demostrarles que podía ser amigable y cariñosa.

Cada tarde, preparaba deliciosos dulces en su caldero mágico y los dejaba afuera de su casa para que los niños pudieran disfrutarlos. Pero cada vez que alguien se acercaba a tomar uno de ellos, la bruja desaparecía rápidamente entre las sombras.

Un día, mientras observaba desde lejos cómo los pequeños huían al verla aparecer, Malvina sintió un nudo en el estómago y lágrimas brotaron de sus ojos. Se sentía triste y desolada porque nadie quería ser su amigo. Decidió entonces buscar ayuda para entender qué estaba haciendo mal.

Con la determinación de cambiar su situación, Malvina decidió visitar a la sabia anciana del bosque: Doña Margarita. La anciana tenía fama de conocer todos los secretos del reino encantado y brindar consejos sabios a quienes lo necesitaban.

Al llegar a la cabaña de Doña Margarita, Malvina tocó tímidamente la puerta. La anciana abrió con una sonrisa cálida y dijo: "Bienvenida, querida Malvina.

¿Qué te trae por aquí?"La bruja explicó con voz temblorosa su situación y cómo los niños la rechazaban a pesar de sus buenos intentos. Doña Margarita escuchó atentamente y luego le dijo: "Malvina, tal vez necesites mostrarles tu verdadero corazón.

Es posible que ellos solo vean tu apariencia, pero si les demuestras que eres buena y amable, seguramente cambiarán de opinión". Llena de esperanza, Malvina decidió seguir el consejo de la sabia anciana. Comenzó a ayudar en secreto a las personas del pueblo.

Arreglaba techos rotos, repartía alimentos entre los más necesitados y sembraba flores en cada rincón abandonado. Un día, mientras estaba ocupada plantando semillas cerca del pantano, un niño llamado Mateo se acercó tímidamente. Al verlo, Malvina sintió un escalofrío recorrer su cuerpo.

Pero recordando las palabras de Doña Margarita, mostró una sonrisa amable y dijo: "-Hola Mateo ¿Cómo estás?"El niño quedó sorprendido al ver que la bruja no le hacía daño y respondió: "-Hola bruja Malvina ¿Qué haces por aquí?"Con paciencia y ternura, Malvina explicó que estaba sembrando flores para embellecer el lugar donde vivía.

Mateo se interesó por lo que ella hacía y comenzaron a conversar animadamente. Poco a poco, otros niños curiosos se acercaron también e hicieron preguntas sobre las plantas y los animales del pantano.

La bruja les contaba historias fascinantes sobre criaturas mágicas y los niños quedaron encantados. Con el paso del tiempo, Malvina se convirtió en amiga de todos los niños del pueblo.

Juntos, exploraban el pantano, construían puentes de ramas y cuidaban las flores que ella había plantado. Ya no tenían miedo de la bruja malvada porque habían descubierto su bondad y generosidad. La historia de Malvina nos enseña a no juzgar a las personas por su apariencia o reputación.

Todos merecemos una segunda oportunidad para demostrar quiénes somos realmente. Así como los niños aprendieron a valorar la amistad con la bruja Malvina, nosotros también podemos aprender a mirar más allá de las apariencias y darle una oportunidad a aquellos que buscan cambiar.

Y así, en aquel lejano pantano rodeado de árboles y misterio, vivieron felices para siempre la bruja Malvina y sus nuevos amigos.

FIN.

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