La Bruja Benevolente



Había una vez dos amigos muy curiosos llamados Santi y Martín. Les encantaba explorar el vecindario en busca de aventuras emocionantes.

Un día, escucharon un rumor intrigante sobre una casa en la calle del bosque que supuestamente pertenecía a una bruja. Santi, con su valentía característica, dijo: "¡Martín, ¿por qué no vamos a ver si es verdad lo de la bruja? ! Seguro que es solo una leyenda".

Martín, un poco más asustadizo pero igual de curioso, aceptó la propuesta y juntos se dirigieron hacia la misteriosa casa. Al acercarse, vieron que la casa estaba rodeada de plantas exuberantes y tenía un aspecto algo tenebroso.

Se acercaron a la puerta principal y notaron unas extrañas runas talladas en ella. Antes de poder tocarla, la puerta se abrió lentamente con un chirrido escalofriante. Dentro de la casa, encontraron a una mujer anciana con largos cabellos grises y ojos brillantes como estrellas.

La mujer les sonrió amablemente y les invitó a pasar. Santi y Martín intercambiaron miradas nerviosas pero decidieron seguir adelante.

La mujer les contó que era cierto que practicaba la magia, pero que lo hacía para ayudar a los demás en lugar de hacer daño. Les mostró su jardín lleno de hierbas medicinales y les enseñó cómo usarlas para hacer pociones curativas.

Sorprendidos por lo que estaban viendo, Santi preguntó: "-¿Por qué todos piensan mal de vos si haces cosas tan buenas?" La bruja suspiró y explicó que muchas veces las apariencias pueden engañar y que es importante no dejarse llevar por los prejuicios.

Los dos amigos aprendieron una gran lección ese día: no juzgar a alguien por su apariencia o por rumores sin fundamentos. Después de pasar tiempo con la amable bruja, regresaron a casa con un nuevo entendimiento del mundo que los rodeaba.

Desde entonces, Santi y Martín visitaban regularmente a su nueva amiga para aprender más sobre las plantas medicinales y la magia benevolente. Y así descubrieron que incluso en los lugares más inesperados se pueden encontrar grandes tesoros cuando uno está dispuesto a mirar más allá de las apariencias superficiales.

FIN.

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