La bruja bondadosa
Había una vez una bruja llamada Agatha que vivía en un bosque encantado. Durante muchos años, fue conocida por hacer travesuras y hechizos malvados a las personas del pueblo cercano.
Pero un día, Agatha decidió cambiar su vida y dejar atrás su maldad. Un día, cuando se acercaba Halloween, Agatha decidió regalar caramelos a los niños del pueblo para demostrar que ya no era mala.
Sin embargo, los chicos se asustaban al verla y corrían lejos de ella. Agatha se sintió muy triste al ver que su pasado la perseguía y decidió hacer algo al respecto.
Decidida a cambiar su apariencia, tomó un baño caliente y fue a la peluquería para cortarse el cabello largo que siempre tuvo. Mientras estaba allí, conoció a un amable heladero llamado Tomás quien quedo impresionado con el cambio de look de Agatha y empezaron a hablar sobre sus vidas.
"¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar haciendo algún hechizo malvado?", preguntó Tomás curioso. "Ya no quiero ser mala", respondió Agatha con sinceridad. "Quiero ser una buena persona".
Tomás entendió perfectamente lo difícil que era cambiar después de haber sido malo durante tanto tiempo y ofreció ayudarla en todo lo posible. Juntos comenzaron a pasear por el bosque encantado repartiendo caramelos entre los niños del pueblo. A pesar de algunos sustos iniciales debido al aspecto todavía temible de Agatha, poco a poco todos fueron aceptándola como parte del grupo.
Y así pasaron muchos días, Agatha y Tomás ayudando a las personas del pueblo y disfrutando de su nueva amistad. Pero un día, cuando estaban repartiendo caramelos juntos, Tomás miró a Agatha con una sonrisa especial.
"¿Qué pasa?", preguntó ella un poco confundida. "Agatha, he estado pensando mucho en ti últimamente. Me gustaría ser algo más que amigos", dijo Tomás nerviosamente. Agatha se quedó sin palabras.
Nunca antes había sido querida por alguien de esa manera y no sabía cómo responder. Después de pensar durante unos minutos, finalmente respondió: "Tomás, eres una persona increíble pero todavía estoy tratando de descubrir quién soy como persona. Necesito tiempo para descubrir mis sentimientos".
Tomás entendió perfectamente y prometió esperar el tiempo que fuera necesario para que Agatha tomara una decisión. Finalmente llego el día en que Agatha decidió aceptar los sentimientos de Tomás y comenzaron a salir juntos como pareja.
Juntos continuaron repartiendo caramelos por el bosque encantado mientras trabajaban para hacer el bien en la comunidad. Con esta historia aprendemos que siempre es posible cambiar nuestro comportamiento pasado si realmente lo deseamos.
Además, también aprendemos la importancia de la paciencia y la comprensión cuando se trata de relaciones interpersonales.
FIN.