La bruja del miedo y el poder de la música

Había una vez en un pintoresco pueblo, una bruja llamada Miedo que sembraba el terror entre los habitantes. Nadie se atrevía a acercarse a su guarida en lo profundo del bosque, donde se decía que practicaba sus siniestros hechizos.

Un día, llegó a la aldea un joven músico llamado Mateo, quien estaba decidido a enfrentar el miedo con su música. Al escuchar sobre la valentía de Mateo, la curiosidad lo llevó a encontrarse con él.

"¿Qué pretendes, músico insolente?", gruñó Miedo. "Solo quiero demostrarte el poder de la música y cómo puede llenar de alegría incluso el corazón más oscuro", respondió Mateo con determinación. Intrigada, Miedo aceptó la propuesta, aunque con escepticismo.

Mateo preparó su violín y comenzó a tocar una melodía alegre y vibrante. Al principio, Miedo se tapaba los oídos, pero algo en la música la envolvía poco a poco. Sin darse cuenta, comenzó a mover los pies al compás de la melodía.

El hechizo de la música de Mateo empezaba a surtir efecto. La gente del pueblo, al escuchar la música, se acercó a la guarida de Miedo, atraída por la melodía.

Pronto, el bosque resonaba con risas y bailes, y la oscuridad que rodeaba a Miedo se disipaba lentamente. Mientras tanto, Mateo seguía tocando con pasión, extendiendo su música sanadora a todos los rincones. Finalmente, Miedo, con lágrimas en los ojos, se acercó a Mateo.

"¿Cómo es posible que tu música haya roto el hechizo de mi miedo?", preguntó con asombro. "Porque la música tiene el poder de unir y de sanar, de llenar nuestros corazones de alegría y de disipar las tinieblas.

Todos llevamos luz dentro de nosotros, solo necesitamos la melodía adecuada para encenderla", explicó Mateo. Conmovida por la revelación, Miedo decidió dejar de lado sus malas artes y unirse al pueblo en armonía.

A partir de ese día, el pueblo y Miedo celebraron juntos la música, superando el miedo y la oscuridad para siempre.