La Bruja, el Gato y el Vuelo Inesperado
Era una vez, en un pequeño pueblo rodeado de montañas y bosques encantados, una bruja llamada Melina. Melina era conocida por ser la bruja más amable y divertida de la región. Siempre usaba su escoba voladora para ayudar a los habitantes del pueblo y a los animales en apuros. Pero había algo que Melina deseaba con todo su corazón: que su gato, Sombra, pudiera volar junto a ella.
Un día, mientras Melina estaba preparando un nuevo hechizo en su caldero, pensó en cómo haría feliz a Sombra. La bruja, con su voz suave y melodiosa, empezó a murmurar:
"Un abracadabra, un tintineo, que mi querido gato vuele ligero como el viento."
De pronto, la sala se llenó de destellos de colores y, al abrirse la puerta, allí estaba Sombra, ¡flotando en el aire!"¡Miau! ¡Miau! ¿Qué me has hecho, Melina? ¡Estoy volando!" exclamó el gato emocionado.
"¡Lo lograste, Sombra! Ahora, podemos volar juntos por el cielo," contestó Melina, llena de alegría.
Ambos emprendieron un viaje en su escoba. Rápidamente, comenzaron a recorrer el cielo azul, disfrutando de la brisa y las nubes. Hicieron piruetas entre las aves y se deslizaron por encima de los árboles más altos. Todo parecía perfecto hasta que...
¡Un fuerte viento comenzó a soplar! Melina trató de controlar la escoba, pero fue inútil. Sombra, que estaba buscando cómo ayudar, recordó algo que había aprendido de su amiga, la golondrina.
"Melina, si recordás lo que hizo mi amiga golondrina cuando había viento, ¡podemos intentar suavizarlo!" dijo Sombra.
"¿Pero cómo?" preguntó Melina, preocupada.
"¡Debemos aunar nuestras fuerzas y unificar nuestros poderes!" propuso el gato.
Juntos, Sombra y Melina pronunciaron un nuevo hechizo. Con cada palabra, la escoba empezó a brillar y el viento se calmó poco a poco. Melina y Sombra se sintieron más aliviados y pudieron, finalmente, continuar su vuelo.
"¡Lo hicimos! ¡Gracias, Sombra!" exclamó Melina, admirando la valentía y la inteligencia de su gato.
"¡Por supuesto! Hay que trabajar en equipo, Melina. Juntos somos más fuertes," dijo Sombra, con una gran sonrisa.
Después de ese desafortunado giro, regresaron al pueblo. Todos los habitantes estaban al tanto de la valentía y el ingenio de Sombra. Desde entonces, Sombra no solo se volvió un gato volador, sino también un héroe entre los demás animales.
Melina decidió que, aunque volar era emocionante, lo más valioso de la aventura fue el apoyo mutuo que tuvieron. Así, crearon una nueva tradición en el pueblo: cada semana, Melina y Sombra volaban juntos, enseñando a los demás sobre la importancia de la colaboración y la amistad para enfrentar desafíos.
Y así, Melina y Sombra siguieron viviendo aventuras, siempre listos para ayudar a quienes lo necesitaban, recordando que juntos, cualquier vuelo puede ser posible, incluso si inesperadamente se levanta el viento.
FIN.