La bruja Luna y el regalo de Navidad



Había una vez una bruja llamada Luna que vivía en un bosque encantado. Luna era muy diferente a las demás brujas, ya que ella no disfrutaba de hacer maldades ni hechizos malvados.

Al contrario, Luna siempre había deseado ser buena y ayudar a la gente. Un día, mientras caminaba por el bosque, Luna escuchó un sonido extraño proveniente de un arbusto. Al acercarse, descubrió que se trataba de un pequeño zorro herido.

Sin pensarlo dos veces, Luna tomó al zorro en sus brazos y lo llevó a su casa para curarlo. "No te preocupes amiguito, pronto estarás mejor", le dijo Luna mientras le daba agua y comida.

Durante los días siguientes, Luna cuidó del zorro con mucho amor y paciencia hasta que finalmente sanó. El zorro estaba tan agradecido que decidió quedarse junto a ella como su fiel compañero.

Luna estaba muy feliz con su nuevo amigo pero sabía que las personas temían a las brujas y nunca se acercaban a ellas por miedo. No obstante, con la llegada de la navidad algo cambió en el bosque encantado. Las luces y los adornos navideños llenaron el lugar de magia e ilusión.

Los animales estaban emocionados por la festividad pero también tristes porque sabían que ellos no tenían regalos ni festejos como los humanos. "¿Por qué no hacemos algo especial para ellos?", preguntó Luna al pequeño zorro.

"¡Sí! ¡Vamos a darles regalos!", respondió emocionado el zorro. Luna y el zorro se pusieron manos a la obra e hicieron regalos para todos los animales del bosque.

Luna preparó un delicioso pastel de frutas y una tarta de manzana, mientras que el zorro recolectó flores y ramas para hacer coronas navideñas. Juntos, envolvieron los regalos en papel brillante y los colocaron debajo de un árbol de Navidad que habían construido con ramas y hojas.

Cuando llegó la noche de Navidad, Luna y el zorro esperaban ansiosos por ver la reacción de los animales al recibir sus regalos. De repente, escucharon ruidos afuera y al asomarse vieron a todos los animales corriendo hacia su casa.

"¡Feliz Navidad!", exclamaron emocionados mientras abrían sus regalos. Los animales estaban tan felices que comenzaron a cantar villancicos junto a Luna y el zorro.

Desde ese día en adelante, Luna dejó atrás su vida solitaria como bruja para convertirse en una amiga fiel de todos los habitantes del bosque encantado. Y así es como Luna descubrió que la verdadera magia no está en hacer maldades sino en hacer felices a aquellos que te rodean con pequeños actos de amor y bondad.

FIN.

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