La bruja Mirta y Café, una amistad mágica
Había una vez en lo alto de una imponente montaña, vivía una bruja muy malhumorada llamada Mirta.
Mirta no era feliz porque siempre estaba sola y sus vecinos, los árboles y las chozas cercanas, le tenían miedo por su mal genio. Un día, mientras Mirta preparaba una poción amarga con limón para desayunar, escuchó unos ladridos que provenían del bosque. Al asomarse vio a un grupo de perros callejeros jugueteando entre los árboles.
La brujita frunció el ceño y decidió darles una patada para espantarlos. Pero uno de los perros, un simpático cachorro con ojos brillantes, se acercó a ella moviendo la cola.
Mirta intentó alejarlo con su escoba, pero el pequeño canino parecía empeñado en seguirle el paso. "¡Vete de aquí! ¡No quiero tu compañía!" -gritaba Mirta mientras el cachorro la seguía por todas partes. Los días pasaron y el cachorro no se separaba de la bruja ni un segundo.
A pesar de sus esfuerzos por ignorarlo, Mirta comenzó a sentirse menos sola con la compañía del animal amigo. Poco a poco, su corazón se ablandó y decidió cuidar al cachorro dándole un nombre: Café.
Café se convirtió en el fiel compañero de Mirta y juntos exploraban cada rincón de la montaña. Un día, durante uno de sus paseos, encontraron una choza abandonada donde descubrieron una lámpara mágica que concedía deseos.
"¡Oh! ¡Esto es maravilloso! Podremos pedir cualquier cosa que queramos" -exclamó emocionada Mirta. Después de pensarlo detenidamente, decidieron pedir tres deseos: felicidad para todos los habitantes del bosque, amor incondicional entre ellos mismos y mucha comida dulce para compartir. De repente, la montaña empezó a llenarse de risas y alegría.
Los árboles bailaban al compás del viento, las chozas se iluminaban con luces multicolores y hasta los gruñones animales del bosque sonreían felices.
Mirta comprendió entonces que la verdadera felicidad no consiste en tener poder sobre los demás o poseer cosas materiales; sino en compartir momentos especiales con aquellos que te quieren tal como eres. Y así fue como Montaña, bruja, árbol, choza, perros, deseos, limón, café lograron encontrar la verdadera felicidad gracias al amor incondicional que compartían en aquella mágica montaña.
FIN.