La bruja Solveg y el misterio de la escuela de la manzana
Había una vez en el tranquilo pueblo de Villa Frutal, una escuela muy especial. La Escuela de la Manzana estaba rodeada de árboles frutales y siempre olía a deliciosas frutas. Todo iba bien hasta que un día, extraños sucesos comenzaron a ocurrir en la escuela. Las manzanas desaparecían misteriosamente de los árboles, los cuadros en las aulas se caían solos y nadie sabía quién era el responsable.
Al mismo tiempo, en el bosque cercano, vivía la bruja Solveg. Aunque los habitantes del pueblo temían a Solveg, ella en realidad era una bruja amable que siempre buscaba la forma de ayudar a los demás. Un día, la directora de la Escuela de la Manzana, la Sra. Perita, decidió pedir ayuda a Solveg.
- ¡Bruja Solveg, por favor ayúdanos! Algo extraño está sucediendo en la escuela y necesitamos tu magia para resolverlo - dijo la Sra. Perita con un tono de angustia en su voz.
Solveg, con su sombrero puntiagudo y su varita en la mano, se dispuso a ayudar. Observó atentamente el cuadro que se había caído y las manzanas desaparecidas, y supo de inmediato que algo mágico estaba en juego.
- No se preocupen, Sra. Perita. Investigaré este misterio y encontraré al responsable de estos sucesos - aseguró Solveg con determinación.
La bruja Solveg comenzó a indagar por el bosque, en busca de pistas sobre el misterio de la Escuela de la Manzana. En su camino se encontró con diversos personajes, como el hada Margarita, el duende Paco y el sapo Ramón, quienes la ayudaron a descubrir que una malvada bruja había lanzado un hechizo sobre la escuela para robar las manzanas y causar caos.
Con valentía y astucia, Solveg confrontó a la bruja malvada y logró deshacer su hechizo, devolviendo la paz a la Escuela de la Manzana. Los niños y maestros celebraron con una gran fiesta, agradeciendo a la bruja Solveg por su valentía y amabilidad. Desde ese día, la escuela se convirtió en un lugar aún más especial, donde cada manzana que crecía representaba la amistad, la valentía y la solidaridad de todos sus habitantes.
Y así, la bruja Solveg demostró que, a veces, hasta la magia más poderosa no puede superar el amor y la determinación de quienes defienden aquello que es justo y bueno.
FIN.