La Bruja Tinieblas y el Gato Negro



Había una vez, en un bosque oscuro y misterioso, una bruja llamada Tinieblas. A diferencia de las brujas que se ven en las historias, Tinieblas era una bruja amable que solo usaba su magia para ayudar a los demás. Tenía un pequeño aprendiz, un gato negro llamado Onyx, que la seguía a todas partes. Juntos, hacían pociones mágicas que ayudaban a los habitantes del bosque.

Un día, mientras recolectaban hierbas para una nueva poción, Onyx dijo:

"¿Por qué no hacemos una poción que haga sonreír a la gente? ¡Eso sería maravilloso!"

Tinieblas sonrió y respondió:

"¡Eso suena como una excelente idea, Onyx! Pero, ¿qué necesitamos para hacerla?"

Pensando en ello, buscaron flores de colores brillantes, miel dulce y un brillante polvo de estrellas que tenían en su pequeño laboratorio.

Mientras trabajaban, Tinieblas le enseñó a Onyx sobre la importancia de la amabilidad. Dijo:

"La magia más poderosa que tenemos es la que viene de nuestro corazón. Ayudar a los demás nos trae alegría a todos."

"¡Sí! Como cuando ayudamos al conejito a encontrar su hogar, o cuando le dimos un remedio a la tortuga para que pudiera nadar mejor!" exclamó Onyx.

Cuando finalmente terminaron su poción, decidieron probarla en el pequeño pueblo cercano. Pero al llegar, se dieron cuenta de que la aldea estaba triste. Todos estaban preocupados porque, según decían las malas lenguas, un dragón estaba acechando en la montaña.

Onyx maulló preocupado:

"¡Oh, no! ¿Qué haremos ahora? Nadie podrá sonreír con un dragón a su alrededor."

Tinieblas pensó por un momento y dijo:

"Tal vez deberíamos intentar hablar con el dragón antes de hacer nuestra poción. A veces, los problemas se resuelven con una conversación."

Y así, Tinieblas y Onyx se dirigieron hacia la montaña. Al llegar, encontraron al dragón, que se veía muy triste.

"¡Hola!" dijo Tinieblas con voz suave. "Soy Tinieblas y este es mi amigo Onyx. Nos enteramos de que estás causando miedo en el pueblo. ¿Por qué estás tan triste?"

El dragón, que tenía escamas brillantes, pero ojos apagados, contestó:

"Me llamo Escamoso. Me siento solo y nadie quiere acercarse a mí porque creen que soy peligroso."

"¿Y por qué no nos cuentas un poco sobre ti?" propuso Onyx, acercándose un poco más.

"Bueno... siempre quise jugar y tener amigos, pero todos huyen de mí apenas me ven," explicó Escamoso, con un suspiro.

Tinieblas tuvo una idea.

"¿Qué tal si hacemos una fiesta en el pueblo? Así puedes conocer a todos y mostrarles que eres un dragón amistoso. Te prometo que no habrá miedo, solo diversión."

"¿Una fiesta? Eso suena genial, pero..." titubeó Escamoso.

"¡Confía en nosotros!" interrumpió Onyx. "Les diremos que eres un dragón diferente."

Entonces, juntos planearon la fiesta. Con la ayuda de Tinieblas, hicieron un gran banquete, decoraciones y también, ¡por supuesto! Prepararon la poción que había hecho sonreír a todos. Cuando llegó el día de la fiesta, el pueblo estaba lleno de curiosidad y un poco de miedo al mismo tiempo. Sin embargo, cuando vieron a Escamoso, lo recibieron con asombro.

"¡Hola a todos!" dijo Escamoso, un poco tímido.

Al principio, se escucharon murmullos, pero cada vez más personas comenzaron a sonreír al ver cómo el dragón ayudaba a los niños a jugar y reír.

Finalmente, todas las bocas se abrieron y se escuchó el gran eco de la risa por el bosque. Tinieblas y Onyx miraron a su alrededor y se dieron cuenta de que habían logrado lo que deseaban. La alegría y la aceptación llenaron el aire, y la poción que habían creado comenzó a circular entre los habitantes del pueblo, creando risas y sonrisas por doquier.

Al final del día, Escamoso les agradeció.

"Nadie me había recibido así. Gracias por ayudarme a hacer amigos."

"Recuerda, la magia está en ser amable y escuchar a los demás," dijo Tinieblas.

"Y en intentarlo siempre, incluso cuando las cosas se ven difíciles," agregó Onyx.

Desde ese día, Escamoso se convirtió en un miembro querido del pueblo, y siempre que necesitaban una mano (o una gran ala), él estaba ahí para ayudar. Y así, la bruja Tinieblas, su querido gato negro Onyx, y el dragón Escamoso aprendieron que las amistades se construyen con amor, aceptación, y un poco de magia.

Y así, el bosque nunca volvió a ser el mismo, lleno de risas y alegría, y por supuesto, de magia.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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