La bruja y la blusa brillante
En un pequeño pueblo en el corazón de las montañas, la epoca de diciembre traía consigo un clima nublado y la nieve blanca que cubría todo a su paso. En este pueblo, vivía una bruja llamada Doña Beatriz, quien era conocida por su amor por las plantas y sus pociones curativas. Además, en una pequeña casita al lado de la suya, vivía una cabra muy especial llamada Carlota, que tenía la increíble habilidad de hablar. La cabra Carlota siempre llevaba una hermosa blusa brillante que le regaló la bruja, y ella la lucía con orgullo.
Un día, la bruja Doña Beatriz decidió hacer una blusa igual para su amigo, el niño Nicolás. Así que, con sus habilidades mágicas, tejió una blusa brillante llena de colores resplandecientes.
"¡Carlota, ven aquí! Lleva esta blusa a Nicolás y díle que es un regalo de navidad adelantado", ordenó la bruja a la cabra. "¿Esta blusa tan hermosa es para mí?", exclamó Nicolás sorprendido al recibir el regalo.
Carlota le explicó que la blusa había sido tejida por la bruja Doña Beatriz especialmente para él. Nicolás, emocionado, se puso la blusa y corrió a enseñársela a su mamá.
Días más tarde, una gran tormenta de nieve azotó el pueblo y una mañana, Nicolás descubrió que su blusa brillante había desaparecido. Desesperado, fue a buscar ayuda de la bruja y Carlota. Juntos, emprendieron un viaje por el frío y la nieve para encontrar la blusa perdida. En su travesía, Nicolás aprendió el valor de la amistad, la superación de los obstáculos y la importancia de la solidaridad. Finalmente, con trabajo en equipo y determinación, lograron encontrar la blusa brillante, descubriendo que un simpático zorro la había tomado para abrigar a sus cachorros.
La historia de Nicolás, la bruja y la cabra enseñó a todos en el pueblo sobre la importancia de la empatía, la generosidad y la valentía en tiempos difíciles. Desde entonces, la blusa brillante se convirtió en un símbolo de unión y amistad en el pueblo, recordándoles que juntos pueden superar cualquier desafío.
FIN.