La bruja y la serpiente gigante
Érase una vez en un mágico reino, una bruja llamada Malvina que soñaba con ser la bruja más temida del mundo. Sin embargo, para lograrlo, necesitaba dominar a una serpiente gigante con un polvo mágico. Malvina empezó a buscar ingredientes para su hechizo, y cuando estuvo lista, se dirigió al Bosque Encantado donde habitaba la temida serpiente.
Mientras tanto, en un pueblo cercano, vivía un joven valiente llamado Tomás. Había escuchado sobre los malvados planes de la bruja Malvina y decidió detenerla para proteger a su gente. Armado con su espada y su determinación, Tomás se adentró en el bosque.
Malvina, al notar la presencia de Tomás, intentó conjurar un hechizo para detenerlo, pero el joven demostró su coraje esquivando los hechizos y avanzando hacia ella. Sorprendida, la bruja decidió usar el polvo mágico para controlar a la serpiente gigante y atacar a Tomás.
Con valentía, Tomás enfrentó a la serpiente gigante, esquivando sus letales embestidas. Mientras tanto, Malvina lanzaba hechizos desde lejos para ayudar a la serpiente. Sin embargo, Tomás recordó las enseñanzas de su abuelo sobre el poder de la amistad y la bondad. Entonces, en lugar de atacar, intentó comunicarse con la serpiente.
- ¡Tranquila, amiga serpiente! No quiero dañarte, solo detener a la bruja Malvina que está usando su magia para hacerte daño – exclamó Tomás con voz tranquila.
Tímida al principio, la serpiente gigante comenzó a escuchar a Tomás, quien le explicó sus intenciones y el amor que sentía por todas las criaturas mágicas del bosque. Conmovida por las palabras del joven, la serpiente dejó de atacar.
Malvina, desesperada al ver que su plan fallaba, intentó huir, pero la serpiente le bloqueó el paso. Con la determinación y la valentía de Tomás, la bruja fue derrotada y la serpiente gigante quedó en paz.
A partir de ese día, la fama de Tomás se extendió por el reino como el héroe que había salvado al Bosque Encantado. Y la serpiente gigante, agradecida, se convirtió en su amiga y protegió el bosque junto a él. Malvina, por su parte, aprendió que el verdadero poder no radica en el miedo, sino en el amor y la comprensión hacia todos los seres mágicos del mundo.
FIN.