La brujita Tapita y el árbol mágico



un pequeño pueblo llamado Pueblito Feliz. Era un lugar lleno de color y alegría, donde todos los habitantes se conocían y ayudaban mutuamente. Tapita era una brujita muy especial.

A diferencia de las demás brujas, a ella no le gustaba hacer maldades ni asustar a la gente. En cambio, pasaba sus días buscando formas de ayudar a los demás y hacer el mundo un lugar mejor.

Un día, Tapita decidió que quería hacer algo grande por su pueblo. Se enteró de que en el bosque encantado había un árbol mágico que concedía deseos a aquellos que lo encontraran. Sin dudarlo, se puso su sombrero puntiagudo y salió en busca del árbol.

Después de mucho caminar entre los árboles del bosque, finalmente encontró al árbol mágico. Estaba tan emocionada que empezó a dar saltitos de alegría. "¡Árbol mágico! ¡Árbol mágico! ¿Me puedes conceder un deseo?", preguntó Tapita con entusiasmo.

El árbol contestó con una voz profunda: "Claro que sí, querida brujita. Pero primero debes demostrar tu valentía enfrentando tres pruebas". Tapita aceptó el desafío sin dudarlo y se preparó para superar las pruebas del árbol mágico.

La primera prueba consistía en encontrar una llave dorada escondida en medio del laberinto oscuro del bosque encantado. Tapita tenía que confiar en su intuición y seguir el sonido melodioso de la llave.

Después de mucho buscar, Tapita encontró la llave dorada y pudo superar la primera prueba. El árbol mágico estaba impresionado por su valentía y determinación. La segunda prueba era más difícil. Tapita debía encontrar una flor especial que solo se abría cuando alguien le cantaba una canción alegre.

Debido a su amor por la música, a Tapita no le costó mucho encontrar la flor y le cantó una hermosa melodía llena de alegría. La flor se abrió en todo su esplendor y el árbol mágico sonrió satisfecho.

Solo quedaba una última prueba para que Tapita pudiera hacer su deseo realidad. La tercera prueba consistía en ayudar a un pequeño pajarito herido que había caído del nido.

Tapita tomó al pajarito entre sus manos con delicadeza y lo llevó al nido donde estaban sus padres esperando preocupados. El árbol mágico se emocionó tanto con la bondad de Tapita que decidió concederle dos deseos en lugar de uno. "Querida brujita, has demostrado ser valiente, alegre y compasiva.

Por eso te concedo dos deseos", dijo el árbol con voz amable. Tapita pensó durante unos segundos y luego formuló sus deseos: "Deseo que mi pueblo Pueblito Feliz siempre esté lleno de alegría y amor.

Y también deseo tener un libro mágico que me permita seguir ayudando a los demás". El árbol mágico sonrió nuevamente y ambos deseos se hicieron realidad al instante. Desde entonces, Pueblito Feliz se convirtió en un lugar aún más maravilloso y lleno de felicidad.

Tapita utilizó su libro mágico para ayudar a los habitantes del pueblo con sus problemas y necesidades.

La brujita tapita demostró que no importa dónde vivas o quién seas, siempre puedes hacer la diferencia si tienes el corazón lleno de bondad y deseos sinceros de ayudar a los demás. Y así, Tapita siguió siendo la brujita más querida y admirada de todo el pueblo.

FIN.

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