La Bufanda Mágica de Mamá



Era un diciembre fresco en la ciudad de Buenos Aires, y Lucía esperaba con ansias la llegada de la Navidad. Desde hacía meses, había visto una hermosa muñeca en la vidriera de una juguetería. Tenía un vestido brillante y una sonrisa que iluminaba cualquier habitación. '¡Mamá, esa muñeca sería el regalo perfecto!', decía Lucía cada vez que pasaban por ahí.

Sin embargo, su mamá, Clara, sabía que no podían permitirse el lujo de comprarla. Aunque hacía lo posible para que su hija tuviese una vida feliz, las cuentas siempre parecían apretadas. Una tarde, mientras Lucía jugaba con sus bloques en el suelo, Clara tuvo una idea brillante.

- '¿Y si tejiera algunas bufandas y las vendiera en el parque?', pensó Clara. Así podría juntar un poco de dinero para la muñeca.

Decidida, Clara comenzó a buscar lana que le había sobrado para hacer bufandas. Pronto, su sala de estar se llenó de hilos de colores, agujas de tejer y un aire de emoción. Lucía, curiosa, preguntó:

- '¿Qué estás haciendo, mamá?

Clara sonrió y le respondió:

- '¡Estoy tejiendo bufandas! Tal vez podamos venderlas y con el dinero comprarte algo muy especial para Navidad.'

Lucía aplaudió emocionada. No tenía idea de que su muñeca soñada estaba en juego. Juntas, pasaron las tardes tejiendo y riendo, creando bufandas de rojo, azul y amarillo.

El día de la venta, Clara llevó las bufandas al parque mientras Lucía se quedó en casa, creyendo que su mamá se iba a encargar de todo sola. Carreras y juegos de otros niños llenaban el aire mientras Clara gritaba:

- '¡Bufandas calentitas y coloridas! ¡Perfectas para el invierno!'

La gente comenzó a mirar y, poco a poco, las bufandas comenzaban a venderse. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, Clara notó que las ventas estaban siendo menores de lo esperado. Cuando finalizó la jornada, Clara regresó a casa con solo un poco de dinero.

- 'No sé si esto va a ser suficiente para la muñeca', pensó Clara con un nudo en la garganta.

Al llegar, se encontró con Lucía esperándola con ojos brillantes.

- '¿Cómo te fue, mamá? ¿Pudiste vender muchas bufandas?'

- 'Vendí algunas, pero necesitaría vender más para comprarte la muñeca', dijo Clara, tratando de mantener una sonrisa.

Lucía, al escuchar esto, se sintió preocupada.

- 'No importa, mamá. Si no podemos comprarla, ¡podemos hacer algo diferente!'

- '¿Qué sugerís, Lucía?', preguntó Clara, sintiéndose intrigada.

- 'Podemos hacer una muñeca juntas, ¡yo puedo ayudar a pintar la cara y ponerle el vestido!', exclamó Lucía.

La idea de crear algo juntas iluminó el rostro de Clara. Decidieron entonces usar la lana que había sobrado para confeccionar la muñeca soñada. Juntas tejieron un cuerpo, le agregaron botones como ojos y un tul brillante para el vestido. Era la muñeca más especial del mundo: hecha con amor.

El día de Navidad, al abrir el regalo, Lucía no podía creer lo que veía.

- '¡Es hermosa, mamá! ¡Se parece a la muñeca de la tienda!'

- 'Es única, porque está hecha por nosotras', dijo Clara, abrazándola.

Así, en lugar de un regalo comprado, Lucía recibió algo mucho más valioso: un momento compartido, un recuerdo imborrable y una muñeca que reflejaba el amor de su madre. La verdadera magia de la Navidad fue hacer y disfrutar juntas.

Desde aquel día, Clara y Lucía comenzaron a tejer juntas cada Navidad, creando cosas nuevas y especiales que solo ellas comprendían. La muñeca siempre estaba en el corazón de Lucía, no solo por su figura, sino por lo que representaba: el amor, la creatividad y la alegría de compartir momentos con su mamá.

FIN.

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