La bufanda mágica del elefante distraído


En la selva africana, vivía Coco, un elefante muy despistado que siempre perdía sus cosas. Un día de invierno, mientras corría apurado por el bosque, Coco agarró una bufanda pensando que era suya.

Pero al ponérsela, notó que le quedaba tan larga que arrastraba por el suelo. Lola, la jirafa amiga de Coco, se dio cuenta enseguida de lo ocurrido y exclamó con asombro: "¡Coco! ¡Esa es mi bufanda! ¿Qué haces con ella?". - Perdón, Lola.

Pensé que era mía porque estaba tan apurado y tenía frío -se disculpó Coco con vergüenza. El león de la selva, llamado Leopoldo, vio la escena desde lejos y decidió intervenir para ayudar a su amigo elefante.

Se acercó con una tijera en la mano y dijo: "Tranquila Lola, yo cortaré un poco la bufanda para que no te pises al caminar". - ¡No! ¡Detente Leopoldo! Esa bufanda tiene un valor especial para mí -respondió Lola preocupada.

Coco se sintió mal al ver cómo su despiste había causado problemas entre sus amigos. Decidió buscar una solución pacífica y justa para todos.

- ¿Y si buscamos juntos una forma de arreglar esto? No quiero perder tu amistad ni dañar tu preciosa bufanda -propuso Coco con sinceridad. Los tres amigos se sentaron en círculo bajo un árbol y comenzaron a pensar en ideas creativas para resolver el conflicto.

Fue entonces cuando a Zazú, el pájaro mensajero de la selva, se le ocurrió una brillante idea:- ¿Qué tal si utilizamos los colores de esta bufanda tan larga para decorar nuestro hogar común? Así cada uno tendrá un pedacito como recuerdo y nadie saldrá perdiendo -sugirió Zazú emocionado.

Todos estuvieron de acuerdo con esta propuesta y se pusieron manos a la obra.

Cortaron trozos de la bufanda y los utilizaron para adornar los árboles del bosque, creando así un ambiente colorido y alegre donde cada amigo podía ver parte de esa prenda especial en su día a día. Desde ese momento, Coco aprendió a ser más atento con las pertenencias de los demás y valorar aún más la amistad que compartía con Lola y Leopoldo.

Juntos comprendieron que las diferencias pueden resolverse mediante el diálogo, la creatividad y sobre todo el respeto mutuo. Así terminó aquel día frío en la selva africana: entre risas, abrazos y nuevos recuerdos tejidos con hilos de amistad inquebrantable.

Y es que incluso los errores pueden convertirse en oportunidades para fortalecer los vínculos entre amigos verdaderos.

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