La burbuja mágica de Juan



Había una vez un niño llamado Juan, de apenas 5 años, que estaba muy emocionado porque iba a visitar el parque de atracciones por primera vez.

Desde temprano, no podía contener su entusiasmo y corría de un lado a otro en casa mientras se preparaba para la gran aventura. Finalmente, llegó al parque y sus ojos se iluminaron al ver todas las atracciones coloridas y emocionantes que lo rodeaban.

No sabía por dónde empezar, así que decidió ir primero a los juegos mecánicos. Subió a la montaña rusa, saltó en los trampolines y giró en las tazas giratorias con una sonrisa que le llegaba de oreja a oreja.

Mientras paseaba por el parque, Juan vio algo brillante y centelleante detrás de unos arbustos. Se acercó con curiosidad y descubrió que era un hada con alas relucientes y una varita mágica en la mano.

Juan nunca había visto un hada antes, ¡y estaba asombrado! El hada lo miró con ternura y le dijo: "Hola, pequeño Juan. Veo que estás disfrutando tu día en el parque de atracciones". Juan no podía creerlo. ¡Estaba hablando con un hada real!"-¡Sí! Este lugar es increíble", respondió emocionado.

El hada sonrió y le dijo: "Tengo algo especial para ti". Con un movimiento elegante de su varita mágica, creó una burbuja brillante llena de colores mágicos del arcoíris. "-¿Qué es esto?" preguntó Juan maravillado.

"-Es una burbuja mágica que te ayudará a cumplir tus deseos más profundos", explicó el hada. "Pero recuerda, solo funcionará si crees en ti mismo y en la magia que llevas dentro".

Juan tomó la burbuja entre sus manos con cuidado e inmediatamente sintió una sensación cálida y reconfortante recorrer su cuerpo. Decidió cerrar los ojos y hacer su deseo más grande: quería volar como un pájaro alto en el cielo.

Al abrir los ojos lentamente, sintió cómo su cuerpo se elevaba suavemente del suelo. ¡Estaba volando! El viento soplaba en su rostro mientras veía todo el parque desde arriba como nunca antes lo había hecho.

El hada lo observaba con orgullo desde abajo mientras Juan reía emocionado por vivir esa experiencia única e inolvidable. Después de un rato surcando los cielos del parque, Juan descendió lentamente hasta posarse nuevamente junto al hada. "-¡Gracias! ¡Eso fue increíble!" exclamó lleno de emoción.

El hada asintió con cariño y le recordó: "Recuerda siempre creer en ti mismo, Juan. La magia está dentro de cada uno de nosotros; solo tenemos que confiar en ella".

Con esa enseñanza grabada en su corazón, Juan se despidió del hada con una sonrisa radiante y continuó explorando el parque con una nueva perspectiva llena de magia y posibilidades infinitas. Y así termino este día tan especial donde juan descubrió no solo las maravillas del mundo exterior sino también las maravillas interiores.

FIN.

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