La búsqueda de Agustina



Había una vez una niña llamada Agustina, a la que le encantaba ir de compras con su mamá. Un día, mientras exploraban una enorme tienda llena de juguetes, Agustina se separó sin darse cuenta de su mamá.

Agustina comenzó a caminar por los pasillos buscando a su mamá, pero todo parecía verse igual y no podía encontrarla por ningún lado. Empezó a sentirse asustada y preocupada.

En ese momento, Agustina vio a un amigable guardia de seguridad llamado Roberto. Corrió hacia él y le explicó lo que había pasado. Roberto sonrió y le dijo: "No te preocupes, pequeña. Vamos a encontrar a tu mamá juntos".

Agarró la mano de Agustina y comenzaron a buscar por toda la tienda. Mientras caminaban, Agustina empezó a sentirse un poco más tranquila al tener alguien que la ayudara. Pero aún así extrañaba mucho a su mamá.

De repente, vieron algo muy interesante en uno de los pasillos: ¡una exhibición de robots! Los ojos de Agustina se iluminaron y olvidó momentáneamente su preocupación. Se acercaron para verlos más de cerca. "¡Mira Roberto! Este robot puede bailar", exclamó emocionada Agustina mientras señalaba uno con luces brillantes.

Roberto sonrió y dijo: "Es increíble, ¿verdad? Pero recuerda que estamos buscando a tu mamá". Agustina asintió con tristeza pero seguía admirando los robots desde lejos mientras continuaban buscando. De repente, algo llamó la atención de Roberto.

"¡Agustina, mira!", exclamó señalando hacia un pasillo cercano. "Creo que vi a tu mamá". Agustina corrió lo más rápido que pudo y allí estaba su mamá, preocupada y buscándola. "¡Mamá!" gritó Agustina mientras se abrazaban fuertemente.

Su mamá le preguntó si estaba bien y Agustina le contó sobre su aventura con Roberto en busca de ella. Su mamá agradeció al guardia por haber cuidado de su hija. "Gracias, Roberto.

No sé qué hubiéramos hecho sin ti", dijo la mamá de Agustina mientras le daba las gracias. Roberto sonrió y respondió: "Fue un placer ayudar a Agustina. A veces todos nos perdemos en algún momento, pero siempre hay alguien dispuesto a ayudarnos".

Agustina aprendió una valiosa lección ese día: nunca debía alejarse demasiado de su mamá en lugares públicos y siempre debía buscar ayuda cuando se sintiera perdida o asustada. Desde aquel día, cada vez que iban de compras juntas, Agustina siempre recordaba quedarse cerca de su mamá.

Y cada vez que veía un guardia de seguridad, no podía evitar sonreírles recordando la amabilidad y ayuda que había recibido del amable Roberto. Y así termina esta historia llena de aventuras y enseñanzas para los más pequeños.

Recuerda siempre estar cerca de tus seres queridos cuando estén en lugares públicos ¡y no dudes en pedir ayuda si te sientes perdido!

FIN.

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