La búsqueda de Colombita



Había una vez una niña llamada Colombita, quien vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y colinas verdes. Hoy era un día especial, era su cumpleaños y se despertó llena de emoción.

Colombita saltó de la cama y corrió hacia la cocina donde encontró a su mamá preparando el desayuno. "¡Feliz cumpleaños, mi querida Colombita!" exclamó su mamá mientras le daba un abrazo apretado. - ¡Gracias, mami! ¿Qué sorpresas me esperan hoy? - preguntó emocionada Colombita.

Su mamá sonrió misteriosamente y dijo: "Tienes que resolver algunos acertijos para descubrirlo". Colombita se puso a pensar y recordó que había visto un papelito debajo de su almohada antes de dormir.

Corrió hacia su habitación y encontró el papelito con el primer acertijo escrito en él:"Si quieres saber qué te espera, debes buscar al amigo más veloz. Corre hasta la plaza del puebloy allí encontrarás tu siguiente paso".

Colombita no perdió tiempo y salió corriendo hacia la plaza del pueblo. Al llegar, vio a su mejor amigo Pedro jugando al fútbol con otros niños. - ¡Pedro! ¿Sabes algo sobre mi sorpresa de cumpleaños? - preguntó Colombita emocionada.

Pedro dejó el balón a un lado y le dio una sonrisa traviesa. "Claro que sí", respondió. "Pero primero tienes que ganarme en una carrera hasta el río". Colombita aceptó el desafío y se preparó para correr.

Ambos niños se pusieron en posición y, al grito de "¡Ya!", comenzaron a correr lo más rápido que podían. Colombita y Pedro corrían tan rápido como el viento, pero Colombita era conocida por su velocidad.

A medida que se acercaban al río, Colombita tomó la delantera y cruzó la línea de meta antes que Pedro. - ¡Lo lograste! - exclamó Pedro emocionado-. Tu siguiente pista está en el árbol más alto del bosque encantado". Colombita agradeció a Pedro y salió corriendo hacia el bosque encantado.

Allí encontró un enorme árbol con una nota pegada en su tronco:"Si quieres descubrir tu sorpresa final, debes encontrar tres flores especiales. Una roja como el fuego, una azul como el cieloy una amarilla como el sol brillante".

Colombita sabía exactamente dónde buscar las flores. Corrió hacia un campo cercano donde sabía que crecían todas esas flores mágicas. Encontró rápidamente la flor roja, luego la azul, pero no pudo encontrar la amarilla por ningún lado.

Desanimada, Colombita regresó al pueblo pensando que había fallado en su búsqueda. Pero cuando llegó a casa, encontró a su mamá esperándola con una sonrisa radiante. - ¡Feliz cumpleaños, mi valiente Colombita! - exclamó su mamá-. La última flor estaba aquí todo este tiempo".

Y le mostró una hermosa flor amarilla escondida detrás de su espalda. Colombita se emocionó y abrazó a su mamá. "¡Gracias por hacer de mi cumpleaños algo tan especial, mamá!".

Esa noche, Colombita celebró su cumpleaños rodeada de amigos y familiares, disfrutando de una deliciosa torta y riendo mientras jugaban juegos divertidos. Aprendió que los desafíos pueden ser emocionantes y que la verdadera sorpresa está en el amor y apoyo de las personas que más queremos.

Y así, Colombita aprendió que cada día puede ser una aventura llena de sorpresas si estamos dispuestos a correr, buscar y nunca dejar de creer en nosotros mismos.

FIN.

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