La búsqueda de la amistad
Guada era una niña muy curiosa y observadora. Un día, mientras jugaba en el parque, recordó algo que le había llamado la atención hace un tiempo: su amiga Valentina parecía estar triste y quería escaparse de su casa.
Intrigada por este recuerdo, Guada decidió investigar más. Sabía que Valentina vivía cerca de su casa, así que fue a buscarla para hablar con ella.
Al llegar a la casa de Valentina, Guada notó que las ventanas estaban cerradas y no se escuchaba ningún ruido. Decidió tocar el timbre varias veces, pero nadie respondió. Preocupada por su amiga, decidió darle una vuelta a la manzana para ver si encontraba alguna pista.
Fue entonces cuando vio a un vecino saliendo de su casa con una caja llena de juguetes. Guada se acercó corriendo y le preguntó si sabía algo sobre Valentina.
El vecino le contó que los padres de Valentina habían tenido algunos problemas económicos y tuvieron que mudarse repentinamente sin decirle nada a nadie. Además, agregó que Valentina siempre había sido muy tímida y callada, lo cual podría explicar por qué no había dicho nada sobre lo que estaba pasando en su casa.
Guada sintió un nudo en el estómago al escuchar esto. No podía creer que su amiga hubiera estado pasando por momentos difíciles sin poder contarle a nadie.
Decidida a ayudar a Valentina, Guada fue directamente al colegio al día siguiente para hablar con la maestra. Le contó todo lo que sabía y le pidió consejo sobre cómo ayudar a su amiga. La maestra, admirando la preocupación y el compromiso de Guada, decidió hablar con los padres de Valentina para brindarles apoyo.
Juntos, encontraron una solución: ofrecerle a Valentina un espacio seguro en el colegio donde pudiera expresarse libremente y recibir ayuda emocional. Guada se sintió muy feliz al saber que su amiga recibiría el apoyo necesario.
Sabía que no podía resolver todos los problemas de Valentina, pero había dado un gran paso hacia adelante al mostrarle a su amiga que estaba ahí para ella. Con el tiempo, Valentina comenzó a abrirse más y poco a poco superó sus dificultades.
Guada siempre estuvo a su lado, apoyándola en cada paso del camino. Esta experiencia enseñó a Guada la importancia de estar atenta a las señales que nos da la vida y ser solidarios con aquellos que necesitan nuestra ayuda.
Aprendió que no hay problema demasiado grande si trabajamos juntos para encontrar una solución. Desde ese día, Guada se convirtió en una defensora de aquellos que necesitaban ayuda.
Siempre recordaría lo importante que es escuchar y proteger a nuestros amigos cuando más nos necesitan.
FIN.