La búsqueda de la amistad


Había una vez un pequeño bosque encantado donde vivían setas de todos los colores. Había setas rojas, amarillas, azules y verdes.

Cada otoño, cuando las hojas de los árboles cambiaban de color y caían al suelo, las setas salían a jugar. Una mañana de otoño, la seta roja llamada Rubí se despertó temprano y se encontró con sus amigos en el claro del bosque.

Estaba emocionada porque ese día iban a contar todas las setas que habían crecido durante el verano. -¡Buenos días, amiguitos! -saludó Rubí con alegría-. ¿Están listos para contar todas las setas? -¡Claro que sí! -respondieron sus amigos en coro. Así comenzaron a recorrer el bosque en busca de las setas.

Primero encontraron una seta amarilla muy brillante llamada Sol. Luego vieron una pequeña seta azul llamada Azulito y finalmente hallaron una hermosa seta verde llamada Esmeralda.

Rubí se dio cuenta de que faltaba una sola seta por encontrar: la misteriosa y escurridiza Setita Multicolor. Todos sabían que era muy difícil verla ya que siempre estaba cambiando de colores como un arco iris.

Decidieron buscarla juntos, pero no importaba cuánto caminaran ni cuánto buscaran entre los arbustos y troncos caídos, Setita Multicolor parecía haber desaparecido. Desanimados, decidieron sentarse bajo un gran árbol para descansar un poco. Fue entonces cuando escucharon una risa traviesa proveniente de un arbusto cercano.

-¡Ja, ja, ja! ¿Están buscando algo en especial? -dijo una voz juguetona. Los amigos se acercaron rápidamente y descubrieron a Setita Multicolor entre las hojas caídas. Estaba cambiando de colores tan rápido que parecía un espectáculo de luces. -¡Setita Multicolor! ¡Te encontramos! -exclamó Rubí emocionada-.

¿Por qué te escondiste? Setita Multicolor dejó de cambiar de colores y sonrió. -Me encanta jugar al escondite, pero esta vez me divertí mucho viéndolos buscar por todas partes. Además, quería darles una sorpresa especial. -¿Una sorpresa? -preguntaron todos con curiosidad.

Setita Multicolor asintió y comenzó a transformarse lentamente en diferentes setas: roja, amarilla, azul y verde. Luego se dividió en cuatro pequeñas setitas del mismo color que ella era antes.

-Cada uno de ustedes recibirá una setita mágica para llevar siempre consigo -explicó Setita Multicolor-. Estas setitas les recordarán lo importante que es la amistad y cómo cada uno tiene su propio color especial para compartir con el mundo. Los amigos estaban emocionados y agradecidos por el regalo tan especial.

Cada uno tomó su setita mágica y prometieron cuidarla siempre. Desde ese día, Rubí, Sol, Azulito y Esmeralda llevaban sus setitas mágicas dondequiera que fueran. Recordaban la importancia de la amistad y cómo juntos podían hacer cosas maravillosas.

Y así, el pequeño bosque encantado se llenó de colores y risas gracias a las setas que contaban historias de amistad y alegría.

Y cada otoño, cuando las hojas caían al suelo, los amigos volvían a contar las setas para recordar lo especial que era estar juntos.

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