La búsqueda de la armonía



Había una vez un pequeño pueblo en el que vivían unos seres mágicos llamados Entes de luz.

Estos entes eran criaturas llenas de energía y alegría, cuya misión era traer armonía y felicidad a todo aquel lugar en el que se encontraran. Un día, los Entes de luz decidieron reunirse en el centro del pueblo para llevar a cabo una importante tarea: armonizar la fuente principal del lugar.

Esta fuente era conocida por tener un poder especial, capaz de brindar paz y tranquilidad a todos los habitantes del pueblo. Los Entes de luz comenzaron su labor alrededor de la fuente, moviéndose con gracia y destreza. Emitían luces y colores brillantes mientras realizaban sus danzas mágicas.

Todos estaban muy emocionados por presenciar este espectáculo único. Pero algo inesperado ocurrió durante la armonización. Un viento fuerte sopló repentinamente, dispersando a los Entes de luz por todo el pueblo.

Los habitantes quedaron sorprendidos y preocupados al ver cómo los pequeños seres desaparecían tras las casas y árboles. La gente del pueblo decidió buscar a los Entes de luz para ayudarlos a regresar a la fuente principal y completar su tarea.

Comenzaron a recorrer cada rincón del lugar, llamando por sus nombres:-¡Ente Azul! ¿Dónde te encuentras? -¡Ente Amarillo! ¡Ven aquí! -¡Ente Rojo! ¡No te escondas! Pero no había señales de ninguno de ellos. Los habitantes empezaron a preocuparse cada vez más.

Sin los Entes de luz, el pueblo comenzó a perder su alegría y la fuente principal se oscureció. Justo cuando parecía que todo estaba perdido, una niña llamada Sofía tuvo una idea brillante.

Recordó haber escuchado a su abuela decir que cuando los Entes de luz armonizan, pueden fusionar sus energías para crear algo aún más poderoso. Sofía reunió a todos los habitantes del pueblo en la plaza central y les explicó su plan.

Todos estaban emocionados por ayudar y recuperar la armonía perdida. Cada persona eligió un color y se formaron grupos alrededor de la fuente principal. Los Entes de luz comenzaron a aparecer poco a poco, sorprendidos por esta nueva forma de ayuda.

-¡Ente Azul! ¡Te necesitamos aquí! -¡Ente Amarillo! ¡Únete al grupo! Los Entes de luz se acercaron tímidamente hacia los habitantes del pueblo, quienes extendieron sus manos hacia ellos. Al tocarlos, sintieron una conexión especial con esos seres mágicos.

Poco a poco, las luces brillantes empezaron a fusionarse: el azul con el amarillo, el rojo con el verde. Y así, cada grupo creaba un nuevo color lleno de energía y armonía. La fuente principal comenzó a iluminarse nuevamente con colores vibrantes y resplandecientes.

La felicidad volvió al pueblo mientras todos observaban maravillados cómo las luces danzaban en perfecta sincronización sobre la fuente restaurada. Los Entes de luz sonreían mientras veían cómo su armonización se había transformado en algo aún más hermoso.

Agradecidos, volvieron a la fuente principal y se fundieron con ella, convirtiéndose en una luz permanente que iluminaría el pueblo para siempre. Desde aquel día, los habitantes del pueblo recordaron la importancia de trabajar juntos y unirse en momentos difíciles.

Aprendieron que no importa cuán diferentes sean, todos pueden encontrar su lugar y contribuir a crear un mundo lleno de armonía y felicidad.

Y así, el pequeño pueblo prosperó gracias al poder de los Entes de luz y la sabiduría de sus habitantes.

FIN.

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