La búsqueda de la colchoneta mágica


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Felina, una gatita muy curiosa llamada Paca.

Paca vivía en el jardín de la casa de la señora Matilda, una amable anciana que adoraba a los animales y cuidaba con cariño de su jardín. Un día soleado, mientras la señora Matilda regaba sus plantas, Paca se acercó maullando y saltando alegremente.

La señora Matilda sonrió y dijo: "¡Hola, Paca! ¿Quieres jugar un rato?"Paca movió su cola emocionada y respondió: "-¡Miau! ¡Sí, quiero jugar!". La señora Matilda sacó una pelota roja del bolsillo de su delantal y la lanzó al aire. Paca corrió tras ella llena de entusiasmo.

Saltaba y daba vueltas alrededor del jardín persiguiendo la pelota sin parar. Pero algo inesperado ocurrió cuando Paca alcanzó la pelota cerca del árbol más grande del jardín.

De repente, apareció Tomás el ratón asustado gritando: "-¡Cuidado! ¡No pises mi colchoneta!"Tomás había estado disfrutando tranquilamente del sol sobre una vieja colchoneta que había encontrado entre las hojas caídas cerca del árbol. Pero ahora estaba preocupado por si Paca lo pisara accidentalmente. Paca se detuvo sorprendida e intrigada por el ratón parlanchín frente a ella.

"-¿Una colchoneta? ¿Para qué sirve?" preguntó curiosa. Tomás explicó: "-La colchoneta es mi lugar especial para descansar y tomar el sol. Es suave y cómoda, perfecta para un ratón como yo".

Paca pensó por un momento y luego dijo: "-¡Me encantaría tener una colchoneta también! ¿Crees que podrías ayudarme a encontrar una?"Tomás sonrió y asintió con la cabeza: "-¡Claro, Paca! Podemos buscar juntos en el jardín. Hay muchas cosas interesantes escondidas entre las plantas".

Así comenzó la emocionante búsqueda de la colchoneta perfecta para Paca. Juntos exploraron cada rincón del jardín de la señora Matilda, moviendo hojas y ramitas mientras buscaban algo suave y cómodo.

Encontraron plumas suaves abandonadas por los pájaros, pero no eran lo suficientemente grandes. También encontraron algodón de azúcar perdido de alguna feria cercana, pero era demasiado pegajoso. Después de mucho buscar, finalmente encontraron un viejo cojín olvidado en el cobertizo del jardín.

Era suave y acolchado, perfecto para una gatita como Paca. Paca se acurrucó sobre el cojín con una gran sonrisa en su rostro. Agradecida a Tomás por su ayuda, le dijo: "-Gracias, Tomás. ¡Ahora tengo mi propia colchoneta!"Tomás respondió contento: "-De nada, Paca.

Me alegra haber encontrado algo que te haga feliz". Desde ese día en adelante, Paca disfrutaba jugar en el jardín junto a Tomás y siempre tenía su propia colchoneta para descansar.

La amistad entre Paca y Tomás creció cada día, demostrando que incluso los más pequeños pueden encontrar formas de ayudarse mutuamente.

Y así, en el jardín de la señora Matilda, Paca gata y Tomás ratón aprendieron que la amistad verdadera no tiene límites ni prejuicios, y que trabajar juntos puede llevar a grandes aventuras y felicidad.

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