La búsqueda de la felicidad


Había una vez en un pequeño pueblito lejos de la ciudad, una niña llamada María. Todos la conocían como "Niña María, estrella fugaz", porque siempre estaba llena de energía y alegría, como una estrella que brilla en el cielo.

A Niña María le encantaba pasar su tiempo al aire libre, especialmente debajo de un hermoso árbol que había cerca de su casa. Ahí encontraba paz y tranquilidad mientras disfrutaba de su actividad favorita: comer chocolate.

¡Le gustaba tanto que siempre llevaba uno consigo! Un día, mientras saboreaba su delicioso chocolate bajo el árbol, escuchó un ruido extraño proveniente del arbusto cercano. Curiosa como era, se acercó para descubrir qué lo causaba.

Para su sorpresa, encontró a un conejito asustado atrapado entre las ramas. Sin dudarlo ni un segundo, Niña María ayudó al conejito a liberarse y lo sostuvo con ternura en sus brazos. El conejito parecía estar muy agradecido y comenzaron a jugar juntos.

Desde ese día, los animales del bosque se dieron cuenta de la bondad y amabilidad de Niña María y decidieron convertirse en sus amigos más cercanos.

Cada vez que ella aparecía debajo del árbol con su chocolate, los pájaros cantaban melodías encantadoras para ella y los venados bailaban alrededor llenándola de risas. Un día soleado, mientras caminaban por el bosque junto a sus nuevos amigos animales, Niña María notó algo extraño brillando entre las hojas caídas.

Era una llave dorada con un mensaje escrito en ella: "Esta llave abrirá la puerta a tu mayor deseo". Niña María, emocionada y llena de curiosidad, decidió seguir el rastro del mensaje y buscar la puerta que esta llave podría abrir.

Junto a sus amigos animales, emprendió un viaje lleno de aventuras. Caminaron por senderos estrechos y cruzaron ríos cristalinos. Se encontraron con criaturas mágicas como hadas y duendes que los guiaban en su búsqueda.

Cada obstáculo que enfrentaban, lo superaban juntos con valentía y trabajo en equipo. Finalmente, llegaron a una hermosa pradera donde se alzaba una gran puerta dorada.

Niña María insertó la llave en la cerradura y lentamente abrió la puerta, revelando un paisaje maravilloso lleno de estrellas brillantes. En ese momento, Niña María comprendió que no había necesidad de buscar más allá de su hogar para encontrar su mayor deseo. Su mayor deseo era estar rodeada de amor, amistad y naturaleza.

Desde aquel día, Niña María siguió viviendo felizmente en su pueblito lejos de la ciudad. Compartía chocolate debajo del árbol con sus amigos animales mientras disfrutaba del cálido abrazo del sol.

Y así fue como Niña María descubrió que los verdaderos tesoros están dentro de nosotros mismos y en las cosas simples de la vida: el amor incondicional, la amistad sincera y el poder transformador de un pedacito de chocolate bajo un árbol encantado.

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