La búsqueda de la felicidad


Había una vez un conejo llamado Galaxia que vivía en un hermoso bosque. Siempre había sido muy curioso y soñaba con explorar más allá de los árboles y descubrir nuevos lugares.

Un día, mientras saltaba de rama en rama, se encontró con Mundo, el mapache. "¡Hola Mundo! ¿Qué haces por aquí?" preguntó Galaxia emocionado. "Hola Galaxia. Estoy buscando a Felicidad, la mariposa. Se perdió y necesito encontrarla", respondió Mundo preocupado.

Galaxia decidió ayudar a su amigo Mapache a encontrar a Felicidad. Juntos recorrieron todo el bosque preguntando a cada animal si habían visto a la mariposa perdida.

Pasaron días buscando sin éxito hasta que finalmente llegaron al gran roble del bosque donde vivía Arbol, un sabio búho. "Arbol, hemos estado buscando por todas partes pero no encontramos a Felicidad", dijo tristemente Galaxia.

Arbol los miró con ternura y les explicó que Felicidad no era una mariposa común, sino un sentimiento que todos llevaban dentro de sí mismos. Les dijo que para encontrarla debían buscar en su interior y aprender a ser felices sin depender de cosas externas. Galaxia y Mundo estaban confundidos pero decidieron seguir los consejos de Arbol.

Comenzaron a reflexionar sobre lo que les hacía felices: saltar entre las hojas caídas del otoño, disfrutar del sol acogedor en las mañanas o simplemente compartir momentos divertidos juntos. Poco a poco, Galaxia y Mundo aprendieron a ser felices por sí mismos.

Descubrieron que la verdadera felicidad no estaba en encontrar algo externo, sino en valorar lo que ya tenían. Un día, mientras estaban jugando cerca del río, Felicidad apareció volando suavemente hacia ellos.

La mariposa les sonrió y les dijo:"¡Encontraron el verdadero camino hacia mí! Ahora siempre los acompañaré". Galaxia y Mundo se abrazaron emocionados. Habían encontrado la felicidad dentro de sí mismos y ahora podían compartirla con los demás.

Desde ese día, Galaxia se convirtió en un conejo explorador de la galaxia. Se subía al lomo de las estrellas fugaces y viajaba por el universo llevando alegría a todos los planetas que visitaba.

Mundo siguió siendo un gran amigo para Galaxia y juntos enseñaban a otros animales cómo encontrar su propia felicidad interior. Y así, gracias a su valentía para explorar nuevos horizontes y descubrir la verdadera felicidad, Galaxia el conejo se convirtió en un ejemplo inspirador para todos los habitantes del bosque. Fin.

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