La búsqueda de la girafita perdida



Había una vez una niña llamada Sofía, a quien todos conocían como la niña de capa roja. A Sofía le encantaba pasar sus tardes en el zoológico, admirando a todos los animales, pero especialmente a su amiga la girafita. La girafita era la más alta y elegante de todas, con su pelaje moteado y sus largas pestañas. Sofía siempre le llevaba galletitas de avena, su comida favorita, y pasaba horas contándole historias. Sin embargo, un día, algo terrible sucedió.

La girafita se había perdido. Se había escapado del zoológico y ahora se encontraba sola y asustada en el bosque, llorando y pidiendo auxilio. Sofía, que había ido al zoológico ese día, escuchó el llanto de su amiga girafita. Sin pensarlo dos veces, decidió salir en su búsqueda.

Guiada por el sonido del llanto, Sofía adentró en el bosque. El sol brillaba entre las hojas de los árboles, y los pájaros cantaban alegremente, pero el corazón de Sofía latía con preocupación. No iba a parar hasta encontrar a su amiga. De repente, escuchó un ruido entre los arbustos y se detuvo. ¿Sería la girafita?

-Sofía: ¡Amiguita, soy yo! ¿Estás ahí? ¡No tengas miedo, voy a encontrarte!

De entre los arbustos, asomó la cabeza de la girafita, con una expresión de alivio y alegría al ver a su amiga.

-Girafita: ¡Sofía, gracias por venir a buscarme! Me sentía muy sola y asustada.

-Sofía: ¡Claro que sí! Nunca te dejaría sola. Ahora, debemos regresar al zoológico antes de que se haga de noche.

Decididas a encontrar el camino de regreso, emprendieron juntas la travesía de vuelta al zoológico. A lo largo del camino, se encontraron con varios desafíos: un arroyo que debían cruzar, un sendero cubierto de maleza y un montículo de tierra que parecía infranqueable. Sin embargo, con valentía y trabajo en equipo, lograron superar cada obstáculo.

Finalmente, llegaron al zoológico, donde fueron recibidas con alegría por los cuidadores y visitantes. La girafita fue devuelta a su hogar y Sofía se aseguró de que estuviera a salvo antes de regresar a casa.

Desde ese día, la girafita nunca se separó del lado de Sofía cuando la niña de capa roja visitaba el zoológico. Ambas sabían que a pesar de los momentos difíciles, siempre podrían contar la una con la otra. Su amistad se fortaleció y se convirtió en un ejemplo para todos en el zoológico, demostrando que la verdadera amistad y el trabajo en equipo pueden superar cualquier desafío.

FIN.

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