La búsqueda de la ilusión perdida



Había una vez, en lo alto de una montaña, vivía un conejo llamado Tito. Él era muy aventurero y siempre estaba buscando nuevas emociones que le hicieran sentir vivo.

Un día, mientras exploraba el bosque cercano a su hogar, se encontró con un perro llamado Fido. Fido estaba triste porque había perdido algo muy importante: su ilusión.

Tito no entendía muy bien qué era eso de la "ilusión", pero se dio cuenta de que para Fido era algo muy valioso. Entonces decidió ayudarlo a encontrarla. - Hola Fido, ¿qué te pasa? -preguntó Tito. - Perdí mi ilusión -respondió Fido con voz triste-. No sé cómo recuperarla.

Tito pensó por unos segundos y luego dijo:- ¡Ya sé! Vamos a buscar juntos tu ilusión. Seguro que la encontramos si trabajamos en equipo. Fido sonrió emocionado ante esta propuesta y aceptó encantado la ayuda del conejo aventurero. Así comenzaron su búsqueda por todo el bosque.

Caminaron durante horas y horas sin éxito alguno hasta que llegaron al río que atravesaba el bosque.

De repente, escucharon unos gritos desesperados provenientes del otro lado del río:- ¡Ayuda! ¡Auxilio! Sin pensarlo dos veces, los dos amigos saltaron al agua para salvar al animal desconocido que pedía auxilio. Era una pequeña tortuga que había quedado atrapada entre unas ramas cerca de una cascada peligrosa.

Tito y Fido lograron rescatarla justo antes de caer por la cascada y llevarla a un lugar seguro. La tortuga, muy agradecida, les dijo:- Muchas gracias por salvarme la vida. Como recompensa les voy a dar algo que les ayudará en su búsqueda.

La tortuga sacó de su caparazón una pequeña llave dorada y se la entregó a los amigos. - Esta llave abre una cueva secreta que está en lo alto de la montaña -explicó la tortuga-. Ahí encontrarán lo que están buscando.

Tito y Fido no podían creer su suerte. Agradecieron a la tortuga por su ayuda y se dirigieron rápidamente hacia la montaña para buscar esa cueva secreta. Subieron durante horas hasta llegar al lugar indicado por la tortuga.

Usaron la llave dorada para abrir la puerta de piedra y entraron en el interior oscuro de la cueva. Al principio no veían nada, pero poco a poco sus ojos se acostumbraron a las sombras y descubrieron un gran cofre dorado al fondo de la caverna.

Corrieron hacia él emocionados y lo abrieron con cuidado. Dentro del cofre encontraron muchas cosas brillantes: joyas, monedas antiguas, espejos mágicos... Pero lo más importante fue cuando Tito encontró algo que parecía ser una burbuja transparente dentro del cofre.

Era muy delicada así que decidió tomarla con mucho cuidado para estudiarla mejor afuera de la cueva.

Cuando salieron de allí, Tito sopló con delicadeza sobre aquella burbuja transparente ¡y dentro apareció un arcoiris! Esa era exactamente la ilusión de Fido, que había estado perdida todo este tiempo. Fido estaba tan emocionado que no podía parar de saltar y ladrar de felicidad. Tito sonreía al ver a su amigo tan contento.

Habían encontrado la ilusión juntos y ahora nada podría detenerlos en sus futuras aventuras. Desde ese día, Tito y Fido se volvieron inseparables amigos y siguieron explorando el mundo juntos, siempre dispuestos a ayudarse mutuamente cuando lo necesitaban.

FIN.

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