La búsqueda de la Magdalena Dorada



En un colorido mundo lleno de montañas altas y ríos brillantes, vivía un grupo de amigos inusuales: Lila, la ardilla inquieta; Bartolo, el oso perezoso pero inteligente; y Titi, la tortuga soñadora. Un día, mientras jugaban en el claro del bosque, escucharon un rumor curioso. ¡Se decía que había una magdalena de oro escondida en el Valle Energético que otorgaba energía total a quien la encontrara!"¡Eso suena increíble!" - dijo Lila entusiasmada, moviendo su cola.

"¿Qué haríamos con tanta energía?" - preguntó Titi, desperezándose.

"Podríamos jugar todo el día sin parar!" - exclamó Lila.

"Y podríamos acampar más lejos, en la cueva de las maravillas sin preocuparnos por el camino de vuelta, porque tendríamos energía para siempre!" - añadió Bartolo, aunque un poco dudoso.

Así, los tres amigos decidieron partir en su búsqueda de la magdalena. Mientras caminaban, empezaron a notar que todo lo que había a su alrededor también parecía lleno de energía. Los árboles bailaban suavemente con el viento, y las flores se abrían al sol como si les cantaran. Después de un rato, se toparon con un río que no habían visto antes.

"¿Cómo cruzamos?" - preguntó Titi, mirando con preocupación.

"Yo soy buena nadadora, podemos pasar por mi lado!" - dijo Lila.

"Pero es peligroso, hay corrientes fuertes!" - advirtió Bartolo.

Entonces, Titi recordó algo que había aprendido.

"Chicos, podríamos construir un puente con ramas y hojas. Uniendo nuestras fuerzas, podríamos hacerlo!" - sugirió. Así que se pusieron a recolectar ramas y a usar su creatividad. Bartolo, a pesar de su pereza, ayudó a sostener las ramas, Lila corría para buscar más, y Titi organizaba la construcción. ¡Fue un éxito! Al terminar, tenían un puente robusto y se sintieron orgullosos.

Al llegar al otro lado, se encontraron con un camino lleno de obstáculos: un enredo de lianas, piedras grandes y hasta un pantano.

"Esto es más difícil de lo que pensé" - se quejó Lila.

"No podemos rendirnos ahora, ¡estamos cerca de la magdalena!" - animó Bartolo.

Entonces, Titi sugirió usar el ingenio de cada uno.

"¿Y si nos turnamos para pasar? Yo usaré mi caparazón para rodar por la liana!" - dijo, y así lo hizo. Con risas y mucho esfuerzo, cada uno fue superando los obstáculos. Lila saltaba sobre las piedras, mientras Bartolo rodaba y se deslizaba.

Después de varios desafíos, llegaron a la entrada del Valle Energético. Era un lugar mágico, con luces brillantes y colores que nunca habían visto. Y allí, en el centro, relucía la magdalena de oro, deslumbrante y apetitosa.

"¡La encontramos!" - gritaron al unísono.

"¿Y ahora?" - preguntó Titi.

"¡A comerla, por supuesto!" - dijo Lila, emocionada.

Sin embargo, al acercarse, una gran sombra los sorprendió. Era Bruno, un formidable dragón que custodiaba la magdalena.

"¡Deténganse! Nadie puede llevarse la magdalena sin haber superado la prueba de la energía!" - retumbó la voz de Bruno.

"¿Qué prueba?" - preguntaron los amigos con miedo.

"Deben mostrar que la pueden compartir con otros. Solo entonces podrán disfrutar de su energía." - explicó Bruno, moviendo su cola de dragón.

Los amigos se miraron, entendiendo que no se trataba solo de obtener el poder para jugar sin fin. Se trataría de hacer algo bueno. Entonces, decidieron unirse para crear un gran picnic bajo el árbol más grande de la aldea y invitar a todos sus amigos y vecinos.

"¡Podemos hacer que todos prueben la magdalena!" - sugirió Bartolo.

"Sí! Todos juntos disfrutando de energía y alegría!" - celebró Lila.

"Esa es la verdadera fuerza! La unión y la amistad" - cerró Titi.

Bruno sonrió, satisfecho con su respuesta, y les permitió llevarse la magdalena. Así fue que esos tres amigos organizados y la magia de compartir la disfrutaron junto a todos, creando un gran día lleno de juegos y risas. Al final, comprendieron que la verdadera energía total era la que se generaba al compartir y vivir momentos juntos.

"Nunca olvidaremos esto, ¿verdad?" - comentó Titi.

"Nunca!" - respondieron Lila y Bartolo al unísono, mientras miraban hacia la brillante magdalena, que ahora era parte de su historia y su amistad.

FIN.

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