La búsqueda de la mamá monstruo



Había una vez un niño llamado Juan y una niña llamada Laura, que vivían en un pequeño pueblo rodeado de un hermoso bosque.

Un día, mientras jugaban cerca del bosque, vieron algo muy misterioso: la luna brillaba más intensamente que nunca. - ¡Mira, Laura! ¡La luna está tan brillante hoy! -exclamó Juan emocionado. - Sí, es increíble. Parece como si nos estuviera llamando -respondió Laura intrigada.

Sin pensarlo dos veces, los niños se adentraron en el bosque siguiendo el resplandor de la luna. Mientras caminaban entre los árboles altos y frondosos, escucharon unas risas extrañas. - ¿Escuchaste eso? -preguntó Juan con cautela.

- Sí, parece que viene de esa dirección -señaló Laura hacia una casa abandonada al final del camino. Decididos a descubrir qué estaba sucediendo, los niños se acercaron lentamente a la casa. Al asomarse por la ventana rota, vieron a dos monstruos pequeños jugando dentro.

- ¡Son monstruos amigables! No parecen peligrosos -susurró Juan aliviado. Decidieron entrar y saludar a los monstruos. Los monstruos se sorprendieron al ver a los niños y dejaron de jugar por un momento. - Hola chicos... ¿qué hacen aquí? -preguntó uno de los monstruos tímidamente.

- Seguimos el brillo de la luna y nos encontramos con ustedes. ¿Por qué están aquí solos? -dijo Laura curiosa. Los monstruos contaron que habían perdido a su mamá y estaban buscándola.

Los niños se ofrecieron a ayudarlos, y todos juntos comenzaron a buscar por el bosque. Mientras caminaban, encontraron una casa en medio del bosque. Era una casa pequeña pero acogedora, con luces brillantes y música alegre saliendo por la ventana.

- ¡Parece que alguien está adentro! -exclamó Juan emocionado. Decidieron tocar la puerta y para su sorpresa, fue abierta por un hada amigable llamada Estrella. - ¡Hola chicos! ¿Cómo puedo ayudarlos? -preguntó Estrella sonriendo. Los niños explicaron que estaban buscando a los monstruos su mamá.

Estrella les dijo que había visto a una mamá monstruo cerca de un lago al otro lado del bosque. Sin perder tiempo, los niños y los monstruos siguieron las indicaciones de Estrella hasta llegar al lago.

Y allí estaba: la mamá monstruo esperando ansiosamente junto al agua. - ¡Mamá! ¡Te encontramos! -gritaron felices los dos monstruos mientras corrían hacia ella. La mamá monstruo abrazó a sus hijos con cariño y luego miró agradecida a Juan, Laura y Estrella.

- Gracias por traerme de vuelta a mis pequeños. Me temía lo peor cuando me perdieron de vista -dijo la mamá monstruo con gratitud en sus ojos brillantes. Después de ese encuentro emotivo, todos regresaron juntos al pueblo.

Los niños invitaron a la familia monstruo y al hada Estrella para que vivieran en el bosque y así nunca más se sintieran solos. A partir de ese día, el bosque se llenó de risas y alegría.

Los niños aprendieron que no debían juzgar a los demás sin conocerlos primero, ya que incluso los monstruos pueden ser amigables y necesitar ayuda.

Y así, Juan, Laura y sus nuevos amigos vivieron muchas aventuras juntos, recordando siempre la importancia de la amistad y la bondad en sus corazones.

FIN.

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