La búsqueda de la masa madre


Había una vez un pequeño pueblo llamado —"Pancitania" , donde todos los habitantes amaban el pan. En ese lugar, vivía un panadero muy especial llamado Don Ernesto.

Don Ernesto era conocido por hacer el pan más delicioso y esponjoso de todo el pueblo. Un día, mientras preparaba su famosa masa madre, algo inesperado ocurrió: la masa madre cobró vida y escapó de la panadería.

Don Ernesto estaba tan preocupado que decidió pedir ayuda a los niños de la clase de 4 años del colegio cercano. - ¡Niños! - exclamó Don Ernesto emocionado -, necesito su ayuda para encontrar a mi querida masa madre. Se ha escondido en un baúl con un candado de 4 dígitos.

Si logran superar cada reto que les proponga, podrán abrir el candado y rescatarla. Los ojos de los niños se iluminaron al escuchar esto. Estaban emocionados por embarcarse en esta aventura tan especial.

El primer reto consistió en resolver acertijos sobre ingredientes del pan. Los niños debían responder preguntas como: "¿Cuál es el ingrediente principal para hacer pan?", "¿Qué le da esponjosidad al pan?" y "¿Cuál es el secreto para que el pan quede doradito?".

Cada respuesta correcta les otorgaba una pista para desbloquear uno de los dígitos del candado.

Con entusiasmo y trabajo en equipo, los niños respondieron correctamente todas las preguntas hasta obtener la primera pista: "El primer dígito del candado es el número 5". Emocionados por su éxito, continuaron con el próximo reto. Esta vez, tenían que seguir un mapa del pueblo y encontrar ingredientes esenciales para hacer pan. Debían buscar harina, levadura, agua y sal en diferentes lugares.

Corrieron por las calles del pueblo, preguntando a los vecinos dónde podían encontrar los ingredientes. Cada vez que encontraban uno, recibían una pista para desbloquear otro dígito del candado.

Después de mucho buscar y recolectar los ingredientes necesarios, finalmente obtuvieron la segunda pista: "El segundo dígito del candado es el número 3". Con dos pistas en su poder, los niños se sentían más cerca de rescatar a la masa madre perdida. Pero aún les faltaban dos dígitos más.

El tercer reto consistió en un juego de memoria. Tenían que recordar la secuencia de colores en la panadería y repetirla correctamente. Por cada acierto, recibirían una nueva pista.

Los niños se concentraron al máximo y lograron recordar todos los colores sin equivocarse ni una sola vez. Entonces recibieron la tercera pista: "El tercer dígito del candado es el número 7". Solo quedaba un último reto para abrir el baúl donde se encontraba la masa madre escapada.

Don Ernesto llevó a los niños hasta su huerta secreta y les explicó que debían encontrar cuatro frutas especiales: una manzana roja como el fuego, una pera verde como las hojas de los árboles en primavera, un melón amarillo como el sol brillante y una naranja anaranjada como el atardecer.

Los niños buscaron por todos lados y, finalmente, encontraron las cuatro frutas especiales. Don Ernesto les dio una última pista: "El último dígito del candado es el número 1".

Llenos de emoción y con todas las pistas en su poder, los niños regresaron a la panadería. Con cuidado, introdujeron los números en el candado y ¡click! El baúl se abrió revelando a la masa madre escondida.

Don Ernesto estaba tan feliz que decidió celebrar con un gran banquete de pan fresco para todo el pueblo. Los niños se sentían orgullosos de haber ayudado al panadero y disfrutaron cada bocado junto a sus familias.

Desde ese día, Don Ernesto siempre recordaría con cariño la valiosa ayuda que recibió de los pequeños héroes de Pancitania. Y los niños aprendieron que trabajar en equipo y no rendirse frente a los desafíos puede llevarnos a lograr cosas maravillosas.

Y así fue como una simple búsqueda se convirtió en una aventura inolvidable que enseñó lecciones valiosas sobre trabajo en equipo, perseverancia y la importancia del buen pan. Fin.

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