La búsqueda de la perla mágica
Antonia y Adela eran dos hermanas muy curiosas y aventureras. Vivían en un mundo lleno de estrellas, donde cada noche se asomaban por la ventana para contarlas todas y hacer deseos.
Un día, mientras observaban las estrellas, vieron una extraña luz brillante que parecía moverse en el horizonte. Curiosas como siempre, decidieron investigar qué era aquello. - ¡Oye Adela! ¿No te parece que esa luz es extraña? - preguntó Antonia señalando al horizonte. - Sí, es verdad.
Parece que se está moviendo - respondió Adela intrigada. Las dos hermanas decidieron seguir la luz hasta llegar a una playa desierta. Allí encontraron una almeja marina gigante en la orilla.
Sin pensarlo dos veces, las niñas entraron dentro de la almeja y cerraron los ojos fuertemente. Al abrirlos nuevamente, descubrieron que habían llegado al mundo de las sirenas.
El agua cristalina les rodeaba por todas partes y podían ver a las criaturas marinas nadando junto a ellas. - ¡Mira Antonia! ¡Sirenas! - exclamó Adela emocionada apuntando hacia el fondo del mar. Desde allí apareció una hermosa sirena llamada Marina quien les dio la bienvenida al mundo submarino.
Ella les explicó que había algo muy importante que debían hacer antes de regresar a su hogar: encontrar una perla mágica perdida hace mucho tiempo en algún lugar del océano. Las niñas aceptaron el reto sin dudarlo y comenzaron su búsqueda entre corales coloridos y peces exóticos.
De repente, un tiburón apareció amenazando con atacarlas. - ¡Cuidado! ¡Un tiburón! - gritó Antonia asustada.
Pero Adela recordó que las sirenas habían enseñado a nadar a los humanos y les había dado una herramienta esencial para su protección: su voz. Así que juntas comenzaron a cantar fuerte y claro, lo cual confundió al tiburón y lo hizo huir.
Finalmente encontraron la perla mágica en el fondo del mar y regresaron triunfantes ante Marina quien les felicitó por su valentía y perseverancia. La perla mágica tenía el poder de conceder deseos, así que las niñas pidieron volver a casa sanas y salvas.
De vuelta en su mundo de estrellas, Antonia y Adela aprendieron una valiosa lección sobre la importancia de la amistad, la perseverancia y el valor en momentos difíciles. Y cada noche antes de dormir se acostaban sabiendo que habían vivido una gran aventura gracias a su curiosidad e ingenio.
FIN.