¡La Búsqueda de la Pluma Perdida!
Era un sábado radiante en la granja de don Romualdo. Los rayos del sol jugaban entre los árboles, y los animales estaban felices, excepto por un pavo real llamado Tanty. Tanty era conocido por sus plumas brillantes, pero hoy, su hermosa pluma azul brillante había desaparecido. Se acercó al granero donde encontró a su amigo, el pato Hugo.
"Hugo, estoy muy triste. No sé dónde está mi pluma favorita, la más hermosa que tengo..." - dijo Tanty con un aire de desconsuelo.
"No te preocupes, Tanty. ¡Voy a ayudarte a encontrarla!" - respondió Hugo decidido.
Los dos amigos decidieron reunir a todos los animales de la granja para organizar una búsqueda. Hugo aleteó y llamó a todos:
"¡Atención, atención! Todos los animales, necesitamos su ayuda. ¡La pluma favorita de Tanty se ha perdido!"
Las cabras, los cerdos y hasta las gallinas vinieron corriendo, inquietos por saber cómo podían ayudar. La vaca Rita fue la primera en hablar:
"¡Debemos hacer un plan! Tal vez alguien la vio caer. ¿Dónde estuviste la última vez que la viste, Tanty?"
Tanty pensó por un momento, y su rostro se iluminó.
"La vi antes de salir a caminar por el estanque. Tal vez voló hacia allí. ¡Vamos, rápido!"
Todo el grupo emprendió camino hacia el estanque, donde el agua resplandecía bajo el sol. Al llegar, vieron a la tortuga Tula tomando el sol.
"¡Tula! ¿Has visto una pluma azul brillante?" - preguntó Hugo.
"Hmm, sí, justo hoy vi algo azul volar por aquí. Fue hacia el campo de flores. Me parece que era una pluma, ¡buena suerte!"
Los animales se miraron emocionados. ¡Tenían una pista! Siguieron el camino hacia el campo de flores, corriendo con entusiasmo. Al llegar, se encontraron rodeados de colores y fragancias. Las flores estaban en su mejor esplendor.
"¡Dividámonos para buscar mejor!" - sugirió la gallina Clara, picoteando por entre los tallos.
Hugo y Tanty se fueron juntos a un lado, mientras los demás exploraban en diferentes direcciones. De repente, Tanty se detuvo.
"Mira, Hugo, ¿ves ese arbusto brillante? Tiene algo azul enredado en él. ¡Voy a ver!"
Tanty voló hacia el arbusto con gran expectativa, pero al acercarse, ¡qué sorpresa! ¡Era una cintita de tela!"No es mi pluma..." - dijo, desilusionado.
Hugo lo consoló.
"No te desanimes, seguimos buscando. La pluma tiene que estar por aquí. Vamos a preguntar a los demás."
Mientras tanto, la cerdita Matilda encontró una pluma, pero al acercarse vio que no era la de Tanty.
"Esta es de un gallo vecino. ¡Pero sigamos buscando!" - exclamó.
Al poco tiempo, los animales comenzaron a desilusionarse, ya que había pasado más tiempo del que imaginaban. Pero Tanty no quería rendirse.
"Yo sé que mi pluma regresará, tengo que ser paciente. No importa cuánto demore, ¡no voy a dejar de buscarla!" - se dijo a sí mismo.
Finalmente, mientras el sol comenzaba a ocultarse, el pato Hugo observó algo brillante a lo lejos.
"¡Allí! ¡Algo brilla entre esas ramas!" - gritó, señalando con el pico.
Todos corrieron hacia allí y encontraron razón para sonreír: ¡era la pluma de Tanty! Pendía de una rama baja.
"¡Lo lograste, Tanty!" - aclamaron todos al verlo alegre.
Con mucho cuidado, Tanty se acercó y, con un ligero esfuerzo, desenganchó su pluma.
"¡Gracias a todos! Este día me enseñó que siempre hay que tener esperanza, incluso cuando parecen no haber soluciones. ¡Y que juntos somos más fuertes!" - exclamó feliz.
Los animales celebraron su victoria con un baile divertido, y ilusionados por la búsqueda, prometieron que siempre estarían ahí unos para otros, sin importar la situación.
Así, con su pluma en mano, Tanty volvió a ser el pavo real feliz que siempre fue, gracias a la valentía y amistad de sus compañeros de granja. Y mientras caía la tarde, todos aprendieron una valiosa lección sobre la importancia de la unión, la esperanza y la amistad.
Fin.
FIN.