La búsqueda de la pócima mágica



Había una vez, en un reino mágico llamado Encantia, donde las estaciones del año eran la alegría de todos sus habitantes. Pero un día, sin razón aparente, todas las estaciones desaparecieron y solo quedó el invierno eterno.

Los árboles perdieron sus hojas verdes, los pájaros dejaron de cantar y los campos se cubrieron de nieve. Los niños ya no podían jugar al aire libre ni disfrutar de los colores y aromas que cada estación traía consigo.

El rey Rubén decidió convocar a un grupo de valientes niños para resolver el misterio y devolver la normalidad al reino. "¡Niños valientes!", anunció el rey Rubén en la plaza principal del castillo.

"Encargo a ustedes la misión más importante: encontrar los ingredientes necesarios para crear una pócima que traiga de vuelta las estaciones del año".

Entre los niños seleccionados se encontraban Sofía, una niña curiosa con gafas redondas; Lucas, un chico aventurero con sombrero; Valentina, una pequeña muy inteligente; y Mateo, un amante de la naturaleza. Con mapas en mano y mucha determinación en sus corazones, partieron hacia diferentes partes del reino en busca de pistas sobre los ingredientes faltantes. Su primera parada fue el Bosque Encantado.

Mientras caminaban entre árboles cubiertos de nieve, escucharon una voz misteriosa decir: "Para encontrar el primer ingrediente deberán responderme este acertijo: "Soy blanco como la nieve pero no soy hielo, caigo del cielo y me divierto en el suelo"".

Después de pensarlo un poco, Valentina dijo emocionada: "¡Es la nieve! El primer ingrediente es la nieve". Y así encontraron un frasco lleno de nieve mágica que debían guardar con mucho cuidado.

Continuaron su viaje hacia las Montañas Heladas, donde se encontraron con una criatura peluda llamada Frosto. "Para obtener el segundo ingrediente, tendrán que resolver este acertijo", dijo Frosto.

"Soy transparente como el cristal pero no soy agua, puedo ser sólido o líquido y siempre estoy en movimiento". Lucas rápidamente respondió: "¡Es el hielo! El segundo ingrediente es el hielo". Frosto les entregó un trozo de hielo mágico y los niños continuaron su aventura.

El siguiente destino fue el Lago Brillante, donde conocieron a una sirena llamada Marina. Ella les planteó otro acertijo: "Soy azul como el cielo pero no soy pintura, vivo en ríos y océanos y me encanta mojar a la gente en verano".

Sofía exclamó emocionada: "¡Es el agua! El tercer ingrediente es el agua". Marina les dio una botella llena de agua mágica y los niños siguieron adelante. Por último, llegaron al Jardín Encantado, donde encontraron a Florinda, una hada amistosa.

Ella les presentó un último acertijo: "Soy colorido como un arcoíris pero no soy pintura, crezco desde la tierra y alegría a todos con mi presencia". Mateo, entusiasmado, respondió rápidamente: "¡Son las flores! El cuarto ingrediente es una flor".

Florinda les entregó una hermosa flor mágica y los niños regresaron al castillo del rey Rubén. Con los cuatro ingredientes en su poder, los niños siguieron cuidadosamente las instrucciones para crear la pócima.

Cuando la pócima estuvo lista, se dirigieron hacia el punto más alto del reino y la vertieron sobre el suelo nevado. De repente, el cielo se iluminó con colores brillantes y un cálido viento comenzó a soplar.

Poco a poco, las hojas volvieron a crecer en los árboles y los campos se llenaron de flores. Las estaciones del año habían regresado a Encantia. Los habitantes del reino celebraron con alegría mientras Sofía, Lucas, Valentina y Mateo recibían felicitaciones por su valentía y astucia.

Desde ese día en adelante, nunca olvidaron que juntos podían superar cualquier desafío y devolver la magia a su amado reino.

Y así concluye nuestra historia de cómo un grupo de niños resolvió acertijos para encontrar los ingredientes de la pócima que trajo de vuelta las estaciones del año al reino mágico de Encantia.

FIN.

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