La búsqueda de las flores


Había una vez una niña llamada Sofía que vivía en un pequeño pueblo rodeado de campos y montañas.

A Sofía le encantaba pasar sus tardes explorando el campo colorido lleno de flores, donde podía respirar aire fresco y admirar la belleza de la naturaleza. Un día, mientras caminaba por el campo, encontró a su amigo Tomás sentado en una roca mirando hacia el horizonte. Al acercarse, se dio cuenta de que estaba triste.

- ¿Qué te pasa Tomás? -preguntó Sofía preocupada. - Estoy triste porque mi abuela está enferma y no puedo verla -respondió Tomás con lágrimas en los ojos. Sofía sabía lo importante que era para Tomás su abuela, así que decidió ayudarlo a sentirse mejor.

Recordando lo mucho que disfrutaban juntos del campo colorido lleno de flores, propuso:- ¿Por qué no vamos al campo a buscar algunas flores para llevarle a tu abuela? Seguro que eso la hará sentir mejor.

Tomás sonrió ante la idea y juntos comenzaron a recolectar las flores más hermosas del campo. Mientras buscaban entre las margaritas y girasoles, hablaban sobre todos los buenos momentos que habían compartido juntos en aquel lugar mágico.

De repente, escucharon un fuerte ruido proveniente del bosque cercano. Temerosos pero curiosos decidieron investigar qué estaba pasando allí. Al llegar al borde del bosque vieron algo increíble: Un grupo de animales había quedado atrapado en una red gigante dejada por cazadores furtivos.

Sofía y Tomás sabían que tenían que hacer algo para ayudar a esos animales. Así que, con mucho cuidado, comenzaron a cortar la red para liberarlos uno por uno.

Los animales se mostraban agradecidos al ser liberados y corrieron hacia el bosque. Cuando regresaron al pueblo, Tomás llevó las flores del campo a su abuela, quien sonrió de alegría al verlas.

Sofía se sintió feliz de haber ayudado tanto a su amigo como a los animales atrapados en la red. Desde ese día en adelante, Sofía y Tomás visitaban el campo colorido lleno de flores juntos regularmente. Aprendieron sobre la importancia de cuidar el medio ambiente y proteger la vida silvestre.

Y siempre recordaron que incluso en los momentos difíciles, un pequeño acto de bondad puede marcar una gran diferencia en el mundo.

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