La búsqueda de los colores perdidos



Había una vez en la ciudad de Colores, una familia muy unida compuesta por los papás, Tomás y Marta, y sus dos hijos, Sofía y Lucas.

A ambos hermanos les encantaban los colores; pintaban cuadros, decoraban su casa con arcoíris y siempre buscaban la forma de llenar cada rincón de alegría. Un día soleado, mientras estaban jugando en el parque, algo inesperado sucedió.

Un fuerte viento sopló con tanta fuerza que arrastró todos los colores del mundo hacia un lugar desconocido. Sofía y Lucas miraron sorprendidos cómo todo a su alrededor se volvía gris y triste. - ¡Qué ha pasado! -exclamó Sofía con lágrimas en los ojos.

- No lo sé, pero tenemos que hacer algo para traer de vuelta los colores -dijo Lucas decidido. La familia decidió emprender un viaje en busca de los colores perdidos.

Recorrieron montañas, cruzaron ríos y exploraron bosques hasta llegar a un misterioso castillo donde vivía la Reina Gris, quien había robado todos los colores por envidia a la alegría que estos transmitían. - ¿Por qué nos has quitado los colores? -preguntó Marta valientemente.

- Porque yo quería ser la única dueña de la felicidad en este mundo -respondió la Reina Gris con frialdad. Tomás recordó entonces algo importante: llevaba consigo un pequeño frasco lleno de amor que había guardado desde hacía mucho tiempo.

Sin dudarlo, abrió el frasco y dejó que el amor se esparciera por todo el castillo. Poco a poco, las paredes grises comenzaron a brillar con tonalidades vibrantes y radiantes. - ¡Los colores han vuelto! -exclamaron Sofía y Lucas emocionados. - El amor siempre vence a la oscuridad -dijo Tomás sonriendo.

La Reina Gris sintió cómo su corazón se llenaba de calidez al experimentar el amor verdadero. Pidió disculpas por sus acciones egoístas y prometió devolver cada color a su lugar correspondiente.

Desde ese día en adelante, la ciudad de Colores volvió a ser un lugar lleno de vida y alegría.

La familia regresó a casa sabiendo que juntos podían superar cualquier desafío si se mantenían unidos y recordaban siempre que el amor era el ingrediente más poderoso para iluminar incluso el día más oscuro. Y así fue como Sofía, Lucas y sus padres aprendieron una valiosa lección: nunca subestimar el poder del amor para transformar incluso las situaciones más difíciles en oportunidades para crecer juntos como familia.

FIN.

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