La Búsqueda de los Disfraces Mágicos



Había una vez en el Jardín de Infantes "Rayito de Sol" tres amigos muy traviesos llamados Thomas, Veronica y Amy. Siempre estaban buscando nuevas aventuras y travesuras para hacer juntos.

Un día, la maestra les anunció que se acercaba una fiesta especial en la que todos los niños debían disfrazarse. Thomas decidió que quería ser Spiderman, Veronica eligió a McQueen de Cars y Amy optó por vestirse como la princesa Peach.

El día de la fiesta llegó y los tres amigos estaban muy emocionados con sus disfraces. Cuando entraron al salón, todos los demás niños también estaban disfrazados y se veían increíbles.

La maestra comenzó a dar instrucciones sobre un juego en el que tenían que seguir pistas por todo el jardín para encontrar un tesoro escondido. Pero Thomas, Veronica y Amy estaban tan entusiasmados con sus disfraces que no escucharon lo que decía la maestra.

Entonces, decidieron ir corriendo por el jardín sin prestar atención a las indicaciones. Mientras corrían, se encontraron con varios obstáculos: un puente resbaladizo, un laberinto confuso y una caja llena de sorpresas. Thomas gritó: "¡No puedo cruzar este puente! ¡Soy Spiderman y los superhéroes no tienen miedo!".

Pero al intentar cruzarlo rápidamente, resbaló y cayó al agua. Veronica riendo dijo: "¡Yo soy McQueen! ¡Los autos son veloces!" Y aceleró tan rápido como pudo hacia el laberinto.

Sin embargo, se perdió y no pudo encontrar la salida. Amy, vestida como la princesa Peach, les dijo: "Chicos, creo que deberíamos escuchar a la maestra y seguir las indicaciones. Los disfraces son divertidos, pero también debemos ser responsables". Thomas y Veronica comprendieron que Amy tenía razón.

Decidieron detenerse un momento y prestar atención a lo que decía la maestra. La maestra les explicó cómo resolver cada obstáculo paso a paso.

Thomas aprendió a cruzar el puente con cuidado, Veronica encontró su camino en el laberinto siguiendo las pistas y Amy descubrió cómo abrir la caja de sorpresas siguiendo las instrucciones. Finalmente, los tres amigos lograron superar todos los desafíos y encontraron el tesoro escondido.

Se dieron cuenta de que trabajar juntos y escuchar atentamente era mucho más divertido que correr sin rumbo. Desde ese día, Thomas, Veronica y Amy aprendieron una valiosa lección: siempre es importante escuchar a los demás y seguir las indicaciones para lograr nuestras metas.

Y así, con sus disfraces puestos nuevamente pero ahora acompañados por nuevos amigos del jardín de infantes, siguieron disfrutando de muchas aventuras educativas mientras aprendían juntos cada día.

FIN.

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