La Búsqueda de Mateo
Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, un niño llamado Mateo. Mateo vivía con su madre, quien sufría de una enfermedad muy rara que le causaba mucho dolor.
Los médicos habían intentado todo, pero no podían encontrar la medicina adecuada para curarla. Un día, Mateo decidió que él mismo buscaría la cura para su madre. Sabía que no sería fácil, pero estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para ayudarla.
Mateo se adentró en el bosque cercano al pueblo, donde se rumoreaba que había un lugar mágico donde las criaturas fantásticas vivían. Mientras caminaba entre los árboles altos y frondosos, escuchó risas y cantos extraños a lo lejos.
De repente, se encontró cara a cara con un hada diminuta que brillaba con luz propia. El hada le dijo a Mateo que para obtener la medicina mágica que curaría a su madre, debía superar tres pruebas en el Baile Encantado.
Mateo aceptó valientemente el desafío y siguió al hada hasta llegar a un claro en el bosque donde se celebraba el Baile Encantado. Había criaturas de cuentos de hadas bailando y riendo: hadas, duendes y unicornios.
La primera prueba consistió en una carrera contra un elfo veloz. Mateo tuvo que correr más rápido de lo que nunca antes había corrido para ganar la carrera y pasar a la siguiente prueba.
En la segunda prueba, tuvo que resolver acertijos complicados presentados por un gnomo astuto. Con ingenio y paciencia, logró resolver cada acertijo y avanzar hacia la última prueba. Finalmente, llegó el momento más difícil: enfrentarse al dragón guardián del cofre donde se encontraba la medicina mágica.
El dragón escupió fuego y rugió con ferocidad, pero Mateo recordó todo lo que había aprendido durante las pruebas anteriores. Con valentía y determinación, logró calmar al dragón con palabras amables y demostrarle que solo quería ayudar a su madre enferma.
Conmovido por la bondad de Mateo, el dragón abrió el cofre revelando un frasco lleno de luz brillante: la medicina milagrosa. Mateo regresó al pueblo con la medicina en sus manos temblorosas.
Al darle a su madre esa poción especial, vio cómo poco a poco su rostro volvía a tener color y vitalidad. La enfermedad había desaparecido gracias al valor y amor de Mateo.
Desde ese día en adelante, Mateo fue conocido como el héroe del pueblo por haber salvado a su madre con coraje e inteligencia. Y juntos vivieron felices sabiendo que no hay obstáculo demasiado grande cuando se tiene amor incondicional en el corazón.
FIN.