La búsqueda del amor


Había una vez un niño llamado Tomás que tenía un amigo muy especial. Era un dragón imaginario al que había creado en su mente y con el que pasaba horas jugando y explorando mundos fantásticos.

Un día, mientras jugaban a volar por los cielos de la imaginación, Tomás le preguntó a su amigo dragón si tenía una mamá como él.

El dragón imaginario se quedó pensativo por un momento y luego respondió:- No tengo una mamá como tú, pero me encantaría tener una. Tomás sintió mucha tristeza al escuchar esto y decidió ayudar a su amigo a encontrar una mamá. Así que juntos emprendieron un viaje hacia el reino de los dragones para buscarla.

Durante su aventura se encontraron con muchos obstáculos, como gigantes malvados y cuevas oscuras llenas de peligros. Pero también conocieron a otros seres mágicos que les ayudaron en su búsqueda.

Finalmente llegaron al castillo del rey de los dragones, quien les recibió amablemente pero les dijo que era imposible encontrarle una mamá al pequeño dragón porque no existían las madres para criaturas imaginarias.

Tomás estaba desconsolado ante esta noticia, pero entonces recordó algo importante: aunque el dragón fuera imaginario, sus sentimientos eran reales. Y eso significaba que podía tener alguien en su vida dispuesto a cuidarlo y quererlo como si fuera su madre. Así fue como Tomás decidió convertirse en la "mamá" del dragón imaginario.

Le prometió protegerlo siempre y jugar con él todos los días para hacerlo feliz. El pequeño dragón se emocionó tanto que empezó a llorar de alegría, y juntos regresaron a casa volando por los cielos de la imaginación.

Desde ese día, Tomás aprendió una gran lección: no importa si algo es real o imaginario, lo importante es el amor y la amistad que compartimos con quienes nos rodean. Y así vivieron felices para siempre, explorando mundos fantásticos y creando aventuras inolvidables juntos.

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