La búsqueda del amor navideño


Había una vez una familia muy unida compuesta por papá, mamá y sus dos hijos, Sofía y Lucas.

Cada año, durante las fiestas navideñas, solían visitar a la abuela en su casa de campo para pasar tiempo juntos y disfrutar del espíritu navideño. Un día, mientras estaban planeando su visita a la abuela, Sofía tuvo una brillante idea: "¡Podemos llevar el belén que hicimos en la escuela y montarlo en casa de la abuela! Será divertido".

Todos estuvieron de acuerdo con la idea y se pusieron manos a la obra. Al llegar a casa de la abuela, todos se sorprendieron al ver lo hermosa que estaba decorada.

Había luces parpadeantes en los árboles y guirnaldas colgando por todas partes. La abuela siempre tenía un gran espíritu navideño. Después de cenar juntos, decidieron montar el belén. Sacaron todas las figuritas del cajón donde las guardaban con cuidado cada año.

Pero cuando empezaron a colocarlas sobre el mueble donde iban a armarlo, se dieron cuenta de algo preocupante: ¡faltaba el niño Jesús! Sofía comenzó a buscarlo por toda la sala mientras Lucas revisaba debajo del sofá.

Mamá llamó al papá preguntándole si recordaba haber dejado alguna figura olvidada en casa. Pero nadie encontraba al niño Jesús por ningún lado. La tristeza invadió sus corazones porque sin el niño Jesús no podían montar correctamente el belén.

Fue entonces cuando Sofía tuvo otra brillante idea: "¡Podemos hacer una figura del niño Jesús con arcilla!". Todos se emocionaron con la idea y rápidamente comenzaron a amasar la arcilla para darle forma.

Sofía hizo el cuerpo, Lucas los brazos y mamá le dio forma a la cabecita. Papá fue en busca de unas pinturas para decorarla mientras todos trabajaban juntos. Después de un rato, finalmente terminaron su creación. Miraron orgullosos al pequeño Jesús hecho de arcilla y lo colocaron en el belén.

Aunque no era perfecto como las otras figuritas, tenía algo especial que los llenaba de alegría. De repente, se escuchó un ruido proveniente del árbol de Navidad.

Todos miraron hacia arriba y vieron cómo una lucecita parpadeante caía lentamente hasta detenerse justo sobre el niño Jesús hecho de arcilla. La lucecita brillaba intensamente y parecía rodear al pequeño con su luz cálida. La familia quedó asombrada por lo que veían.

Era como si aquel humilde niño hecho por ellos mismos hubiera cobrado vida. En ese momento, comprendieron que no importa cómo sea o qué materiales utilicemos para representar al niño Jesús en el belén.

Lo importante es recordar el verdadero significado de la Navidad: amor, unidad y generosidad. Desde aquel día, cada vez que montaban el belén en casa de la abuela, siempre incluían al pequeño Jesús hecho de arcilla entre las demás figuritas.

Y aunque pasaran muchos años, esa figura seguía siendo especial para todos porque les recordaba que lo más importante en Navidad es el amor y la unión familiar.

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