La búsqueda del animal mágico



Había una vez en un bosque encantado, una cueva misteriosa que tenía la fama de ser la puerta a un mundo mágico lleno de criaturas fantásticas. Muchos aventureros habían intentado entrar, pero nadie había logrado abrir la puerta.

Un día, tres niños llamados Ana, Juan y Sofía decidieron explorar el bosque y encontraron la cueva.

Se acercaron a ella con curiosidad y notaron que en su entrada había unas extrañas inscripciones que decían: "Para abrir esta puerta debes encontrar al animal fantástico más poderoso del bosque". Los niños se miraron entre sí y sin dudarlo se adentraron en el bosque para buscar al animal fantástico.

Caminaban por horas sin éxito hasta que llegó la noche y decidieron hacer un campamento improvisado. Mientras dormían, escucharon unos ruidos extraños provenientes de los arbustos. Asustados, despertaron y vieron salir de ellos a un majestuoso unicornio blanco con una melena plateada.

- ¡Es él! -exclamó Juan emocionado-, el animal fantástico más poderoso del bosque. El unicornio se acercó a los niños y les habló:- Veo que han cumplido mi prueba. Para abrir la puerta deberán resolver tres acertijos.

Los niños aceptaron el desafío y resolvieron los acertijos del unicornio con astucia e inteligencia. Al finalizarlos, este les otorgó una llave dorada para abrir la puerta de la cueva mágica.

Al llegar frente a ella, insertaron la llave en su cerradura y la puerta se abrió con un fuerte estruendo. Al cruzarla, los niños descubrieron un mundo lleno de color y maravillas, habitado por seres fantásticos como duendes, hadas y dragones. - ¡Es increíble! -dijo Sofía emocionada. - Nunca pensé que existiera algo así -agregó Ana sorprendida.

Los niños exploraron el mundo mágico durante horas, pero al final del día decidieron regresar a casa. Antes de partir, el unicornio apareció nuevamente frente a ellos. - Han demostrado su valentía y astucia.

Espero que vuelvan pronto al bosque encantado para seguir explorando sus maravillas -dijo el unicornio despidiéndose de ellos con una reverencia. Los niños regresaron a casa felices y satisfechos por la aventura vivida en la cueva puerta mágica animal fantástico.

Desde entonces, nunca olvidaron la importancia de explorar nuevos lugares y poner en práctica su inteligencia para resolver problemas difíciles.

FIN.

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