La Búsqueda del Antídoto
Era una mañana soleada en el colorido circo de Meliodas, conocido como "El Gran Circo de las Maravillas". Meliodas, un joven valiente y astuto, era el orgulloso dueño del circo, donde todos los días presentaba espectáculos deslumbrantes. Su hermano Ban, siempre un poco travieso, había decidido inventar una nueva atracción sobre el aire. Sin embargo, lo que no sabía era que había encontrado un extraño frasco en el bosque, que contenía un virus que lo convertiría en una Oveja mágica.
"¡Ban!" - llamó Meliodas, riéndose "¿sos vos o solo un nuevo número de circo?"
Ban, con su lanita suave y mirada traviesa, baló en respuesta "¡Baaa! ¡Soy tu hermano, Meliodas! Necesito ayuda. ¡Me convertí en oveja!"
Meliodas, al tomar en cuenta la situación, decidió que tenían que encontrar un antídoto rápidamente.
"No puedo dejar que te quedes así, hermano. Vamos a buscar el antídoto al bosque de las Risas. Dicen que allí vive un mago que lo puede ayudar" - dijo Meliodas.
"¡Esa es una gran aventura! Pero, ¿qué hay del circo?" - preguntó Ban, asustándose un poco.
"¡No te preocupes! Todos en el circo son como una familia. Están bien!"
Sin embargo, no sabían que un cazador envidioso de los espectáculos del circo había llegado esa misma mañana con la intención de acabar con el circo y atrapar a Meliodas y Ban. El cazador, que se hacía llamar Grom, planeaba destruir toda la alegría que ellos habían creado.
Mientras tanto, Meliodas y Ban comenzaron su viaje al bosque de las Risas. En el camino, se encontraron con varios amigos del circo:
Lola, la acróbata, y Leo, el domador de leones.
"¿Adónde van, chicos?" - preguntó Lola.
"¡Vamos a buscar un antídoto para Ban!" - exclamó Meliodas.
"¡Dicta la aventura! Nos vamos con ustedes!" - gritó Leo.
Así, los cuatro se adentraron en el bosque de las Risas, donde los árboles hablaban y las flores cantaban. Pero, de repente, comenzaron a escuchar ruidos extraños, un crujido y, tras un arbusto, apareció Grom.
"¿Qué hacen aquí?" - gruñó Grom con voz amenazante.
"¡Sólo pasamos!" - respondió Meliodas, tratando de no asustarse.
"¡No! ¡No lo permitiré! ¡Esta es mi oportunidad de acabar con su circo!" - gritó Grom, lanzando trampas alrededor del grupo.
Meliodas, Ban, Lola y Leo se vieron rodeados. Pero Ban, aunque convertido en oveja, no iba a dejar que su hermano se rindiera. Su espíritu aventurero brilló.
"¡Baaa! ¡Escuchen! Con su valentía y amistad, ¡podemos salir de esto!"
"¡Tienes razón, Ban!" - afirmó Meliodas.
Así que enamorados del coraje y la diversión, sus amigos comenzaron a conjugar sus habilidades: Meliodas se lanzó hacia Grom y lo distrajo, mientras Leo abría una puerta en las trampas utilizando su agilidad. Lola, haciendo una voltereta, logró desarmar al cazador.
En medio del caos, Ban decidió mostrar su lado especial, saltó hacia Grom y fue rápidamente a su lado, balando con toda su fuerza.
"¡Soy la oveja más valiente de todas! ¡No me asustas!"
Grom, confundido y sorprendido por su coraje, comenzó a tambalearse. En ese momento Meliodas tomó valor y anunció:
"¡Amigos, hay que ayudarlo!"
Juntos, empujaron al cazador hacia atrás, y lo hicieron tropezar con sus propias trampas, que él había colocado. Grom quedó atrapado y no tuvo más remedio que volver a su casa, lleno de vergüenza.
"Gracias a todos por ayudarme. Ustedes son verdaderos amigos" - dijo Ban, mientras regresaban al camino.
Finalmente, llegaron al lugar donde vivía el Mago del Bosque de las Risas. Se acercaron con cautela.
"¡Mago, necesitamos tu ayuda!" - gritó Meliodas.
El mago apareció, con un sombrero alto y lleno de estrellas.
"¿Qué ocurre, pequeños aventureros?"
"¡Mi hermano se convirtió en oveja y necesitamos un antídoto!" - le explicaron.
El Mago sonrió y dijo:
"El verdadero antídoto es el amor y la amistad. Pero, si realmente lo desean, les daré algo más. Aquí tienen un frasco con el antídoto mágico" - dijo el Mago, entregándoles un pequeño frasco brillante.
Regresaron al circo, donde todos los demás los esperaban ansiosos. Meliodas y Ban tomaron el antídoto y, ¡transformó a Ban de nuevo en humano!"¡Wow! ¡Mi oveja aventurera se ha convertido en mi hermano travieso de nuevo!" - rió Meliodas.
Y así, el circo volvió a brillar, lleno de alegría y risas. El peligro había pasado, y los hermanos habían aprendido que las verdaderas aventuras son mucho más divertidas si están acompañados de amigos.
**Moraleja**: Siempre defiende a tus amigos y encuentra valor en la unión, pues juntos pueden superar cualquier obstáculo que se presente en el camino.
Uno nunca sabe cuán fuertes pueden ser... ¡las aventuras siempre empiezan con una buena dosis de amistad!
FIN.