La búsqueda del color
Había una vez en un lejano bosque un monstruo rojo llamado Rubén y un monstruo sin color llamado Blanco. Rubén era un monstruo lleno de alegría y energía, mientras que Blanco solía sentirse triste por no tener ningún color. Pero a pesar de sus diferencias, eran los mejores amigos y siempre se apoyaban el uno al otro.
Un día, Blanco le confesó a Rubén: "Rubén, me siento tan triste por no tener color. Me gustaría ser tan brillante como tú".
Rubén lo abrazó y le dijo: "No te preocupes, amigo. Haremos todo lo posible para que encuentres tu color".
Decidieron emprender un viaje por el bosque en búsqueda de una solución. En su camino, se encontraron con la sabia Tortuga Anciana, quien les dijo que el único lugar donde Blanco podría encontrar color era en la misteriosa Montaña Arcoíris.
Emocionados, los dos amigos emprendieron su viaje hacia la Montaña Arcoíris. En el camino, enfrentaron obstáculos y desafíos, pero juntos lograron superarlos. Aprendieron la importancia de la paciencia, la determinación y, sobre todo, el valor de la amistad.
Finalmente, llegaron a la Montaña Arcoíris, donde descubrieron que el verdadero color no venía de afuera, sino de adentro. Allí, Blanco entendió que su verdadero color era la bondad, la amistad y el amor que sentía por su amigo Rubén.
Regresaron al bosque sabiendo que no importa cómo te veas por fuera, lo que realmente importa es quién eres por dentro. Rubén y Blanco se dieron cuenta de que la verdadera amistad no tiene que ver con el aspecto físico, sino con el amor, el apoyo y la lealtad que se tienen el uno al otro.
Desde ese día, continuaron siendo los mejores amigos, enfrentando juntos todos los desafíos que la vida les presentara, sabiendo que su verdadero color brillaba a través de su amistad.
FIN.