La búsqueda del conejito perdido



En un tranquilo barrio de Buenos Aires, Patri y Luzme eran las mejores amigas. Jugaban juntas todos los días después de la escuela, compartían sus meriendas y se contaban secretos bajo el árbol del parque.

Un día, mientras jugaban en la plaza, Luzme se dio cuenta de que su preciado juguete, un conejito de peluche regalo de su abuela, había desaparecido. - ¡Patri! ¡Mi conejito no está! -exclamó Luzme con lágrimas en los ojos.

Patri sabía lo importante que era ese peluche para su amiga y decidió ayudarla a resolver el misterio de su desaparición. - Tranquila Luzme, vamos a encontrar a tu conejito.

Empecemos por preguntar a tus otros amigos si lo vieron -dijo Patri con determinación. Recorrieron todo el barrio preguntando a cada uno de sus amigos si habían visto al conejito perdido, pero nadie parecía haberlo encontrado.

Después de buscar sin éxito durante horas, decidieron ir al lugar favorito de Luzme: la heladería "El Conejito Feliz". Al llegar a la heladería, vieron algo inesperado: el dueño estaba usando el conejito como adorno en el mostrador. - ¡Ese es mi conejito! -exclamó emocionada Luzme. - ¿Cómo llegó hasta aquí? -se preguntaba Patri sorprendida.

Se acercaron al dueño y le explicaron la situación. Resulta que una niña pequeña lo había dejado olvidado días atrás y él pensó que era parte de la decoración del local.

Con una sonrisa en el rostro, le devolvió el peluche a Luzme. - Gracias por ayudarme a encontrarlo, Patri. Eres la mejor amiga del mundo -dijo Luzme abrazando a su fiel compañera.

Desde ese día, Patri y Luzme aprendieron lo importante que es trabajar juntas para resolver problemas y nunca darse por vencidas. Y así siguieron disfrutando de sus aventuras en el barrio con la certeza de que juntas podían superar cualquier desafío que se les presentara.

FIN.

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