La búsqueda del Gran Búho Sabio



¡Hola! Parece que la historia quedó incompleta. ¡Vamos a continuarla juntos! ---Bigotón vivía en un colchón muy acogedor en una pequeña casa cerca de un gran campo de trigo.

Todos los días, Bigotón salía a explorar y jugar con sus amigos ratoncitos. Un día, mientras correteaba por el campo, vio algo brillante en el cielo: era la luna llena.

Bigotón se detuvo maravillado y pensó para sí mismo: "¡Qué hermosa es la luna! Debe estar hecha de queso delicioso". Desde ese momento, Bigotón decidió que quería probar un pedacito de esa luna tan tentadora. Decidido a alcanzar su sueño, Bigotón buscó ayuda entre sus amigos.

Se acercó a Lila, una ratoncita sabia y amable, y le contó sobre su deseo de llegar a la luna para comer queso. Lila lo miró con cariño y le dijo: "Para lograrlo, debes buscar al Gran Búho Sabio que vive en el bosque encantado".

Sin perder tiempo, Bigotón partió hacia el bosque encantado. Después de atravesar arroyos y senderos oscuros, finalmente encontró al Gran Búho Sabio posado en una rama majestuosa.

"Oh Gran Búho Sabio", exclamó Bigotón con emoción, "¿cómo puedo llegar a la luna para comer su delicioso queso?". El búho lo miró con calma y respondió: "Querido Bigotón, para alcanzar tu sueño necesitas creer en ti mismo y tener valentía. Solo así podrás encontrar el camino hacia la luna".

Con renovada determinación, Bigotón regresó a su hogar decidido a seguir el consejo del Gran Búho Sabio. Noche tras noche practicaba saltos altos y carreras veloces para fortalecerse física y mentalmente.

Una noche clara y estrellada, cuando la luna estaba en todo su esplendor, Bigotón dio un salto gigante desde el techo de su casa hacia el cielo estrellado.

Para su sorpresa y alegría, ¡logró agarrarse al borde de la luna!"¡Lo logré!", gritaba emocionado Bigotón mientras mordisqueaba con alegría un trozo de queso lunar. La Luna sonrió ante tanta determinación y coraje. Desde ese día, Bigotón se convirtió en una leyenda entre los ratones del campo. Su historia inspiraba a todos a perseguir sus sueños con valentía y perseverancia.

Y así termina esta historia sobre un ratoncito llamado Bigotón que soñaba con alcanzar las estrellas... o mejor dicho ¡la Luna! ¡Que todos podamos seguir nuestros propios sueños como lo hizo él!

FIN.

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