La búsqueda del libro perdido


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, una maestra muy especial llamada Gloria Cunia. Todos los niños del lugar la adoraban por su alegría, creatividad y amor por la enseñanza.

La maestra Gloria siempre tenía una sonrisa en el rostro y unas ganas inmensas de enseñar a sus alumnos. Un día, mientras preparaba la clase de matemáticas para el día siguiente, la maestra Gloria se dio cuenta de que algo no estaba bien.

No podía encontrar su libro de ejercicios favorito, aquel que le ayudaba a explicar de forma sencilla las operaciones matemáticas más complicadas. - ¡Ay, no! ¿Dónde estará mi libro? -se preguntaba preocupada la maestra Gloria.

Los niños notaron su angustia y decidieron ayudarla. Juntos buscaron en todos los rincones del aula, revisaron cada estante y cada cajón, pero el libro seguía sin aparecer. - Tranquila maestra, lo encontraremos juntos -dijo Pedro, uno de los alumnos más aplicados.

Finalmente, después de una exhaustiva búsqueda, encontraron el libro escondido detrás del pizarrón. La maestra Gloria respiró aliviada y les agradeció a sus alumnos por su ayuda. - ¡Gracias chicos! Sin su colaboración no hubiera podido encontrarlo.

Son un equipo increíble -les dijo con gratitud en los ojos. A partir de ese día, los niños valoraron aún más a su querida maestra Gloria.

Se dieron cuenta de que todos podemos enfrentar desafíos inesperados, pero con paciencia y trabajo en equipo podemos superarlos juntos. Poco tiempo después, durante un paseo por el parque con sus alumnos, la maestra Gloria tropezó y sintió un fuerte dolor en el tobillo. Los niños corrieron asustados hacia ella y le ofrecieron ayuda para levantarse.

- Mañana tendré que quedarme en casa para descansar -les comunicó con pesar-. Pero quiero que sigan aprendiendo y divirtiéndose sin mí en el colegio.

Los niños se entristecieron al escuchar esto pero prometieron seguir trabajando duro como ella les había enseñado. Al día siguiente llegaron al colegio dispuestos a demostrarle a la maestra Gloria todo lo que habían aprendido gracias a ella.

Mientras tanto, en casa de la maestra Gloria recibió una sorpresa inesperada: sus alumnos habían organizado una clase especial para ella vía videoconferencia. Con lágrimas en los ojos y orgullo en el corazón observaba cómo cada niño compartía lo aprendido durante su ausencia.

Al finalizar la clase virtual, la maestra Gloria les dijo:- Estoy tan emocionada y feliz de ver todo lo que han logrado hoy sin mí. Ustedes son unos verdaderos campeones y me siento muy orgullosa de ser su maestra.

A partir de ese día, los niños entendieron que aunque las circunstancias puedan cambiar inesperadamente siempre hay formas creativas e ingeniosas para salir adelante.

Y así fue como la historia de La Maestra Gloria Cunia inspiró a todos en Villa Esperanza a nunca rendirse ante las adversidades y seguir aprendiendo juntos cada día.

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