La búsqueda del Lomo



En un bosque lleno de colores y melodías, vivía un pequeño erizo llamado Lomo. Lomo tenía un sueño especial: quería saber quién era realmente. Todos los días, al despertar, se miraba al espejo de agua que formaba un charco en el bosque y se preguntaba: "¿Soy solo un erizo? ¿O hay algo más en mí?"

Un día, decidió emprender un viaje para descubrir su propia identidad. Se despidió de su mamá y le prometió volver pronto. "Voy a encontrarme a mí mismo, mamita", dijo Lomo con determinación.

A medida que avanzaba, se topó con Pía, la mariposa, que revoloteaba de flor en flor. Al notar la tristeza en los ojos del erizo, se acercó y le preguntó: "¿Qué te pasa, Lomo?"

"Estoy buscando descubrir quién soy en verdad", le respondió Lomo. Pía sonrió y le contestó: "Yo tengo un secreto. No se trata de lo que eres afuera, sino de lo que llevas adentro."

Lomo, intrigado, decidió seguir a Pía. Volaron juntos hasta un hermoso lago donde viven todos los animales. Entre ellos, conocieron a Rocco, el zorro, que era conocido por ser muy astuto.

"Rocco, ¿tú sabes quién soy?", preguntó Lomo.

Rocco, sin dejar de jugar con una naranja que había encontrado, respondió: "Eres un erizo, eso es obvio. Pero yo creo que eres mucho más que eso. Todos en este bosque tienen pasiones y sueños.>

Lomo, interesado, siguió preguntando: "¿Cuál es tu sueño, Rocco?"

El zorro sonrió y dijo: "Sueño con viajar a otros bosques y contar historias a todos."

Después de charlar un rato con Rocco, Lomo le agradeció y continuó su camino. A pocos metros, se encontró con Gigi, la tortuga, que estaba cargando un pesado caparazón, pero avanzaba a su propio ritmo, disfrutando del paisaje.

"Hola, Gigi. Estoy buscando respuestas, ¿sabes quién soy?"

Gigi sonrió con sabiduría y respondió: "Querido Lomo, cada uno tiene su propia historia que contar. Lo importante es no apresurarse y aprender de cada paso que das. Algunas veces, la respuesta está en los lugares más tranquilos."

Lomo decidió unirse a Gigi en su paseo. Caminaron por el sendero, compartiendo historias y risas. El erizo comenzó a darse cuenta de que su identidad se formaba al vivir distintas experiencias y conocer a otros.

Unos días más tarde, llegó al claro del bosque donde vivía un anciano búho llamado Don Búho, conocido por sus consejos perspicaces.

"Don Búho, ¿puede ayudarme a entender quién soy?"

El búho lo miró con atención y dijo: "Tienes que mirar más allá de lo que eres físicamente. Recuerda a Pía y los sueños de Rocco. Eres un erizo, pero también eres un soñador, un amigo, un explorador. Tus experiencias te definen y no lo que otros piensen de ti."

Lomo pensó en cada uno de sus nuevos amigos, en las historias que había escuchado y en las aventuras que había vivido. Por primera vez, entendió que su identidad no era un solo aspecto, sino un conjunto de momentos que lo hacían único.

Después de reflexionar sobre lo aprendido, decidió volver a casa. Al llegar, su mamá lo estaba esperando.

"¿Lo encontraste, mi pequeño?"

Lomo, con una sonrisa radiante, le dijo: "Sí, mamita. Descubrí que yo soy un erizo, pero también un soñador y un aventurero. Soy todo lo que he vivido y todo lo que quiero ser."

Lomo abrazó a su mamá con fuerza. Ya no tenía dudas sobre su identidad, se sentía completo y feliz. Con una nueva mirada hacia el mundo, supo que seguiría descubriendo quién era cada día.

Y así, el pequeño erizo continuó su vida en el bosque, lleno de sueños y aventuras, con la certeza de que su identidad lo conformaba cada uno de esos momentos que vivía con sus amigos.

FIN.

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